sábado, 1 de noviembre de 2008

EL SABIO Y EL NECIO EN EL LIBRO DE PROVERBIOS


El deseo intenso que surge al abordar un tema como este es no solamente llegar a unas conclusiones mas profundas en cuanto a la interpretación bíblica y a una exégesis exacta del libro de proverbios, lo cual, posiblemente en algunos casos, lo único que produce es orgullo intelectual, tampoco se trata de realizar un juicio desenfrenado dirigido hacia las personas necias, tampoco sentir solamente una gran admiración y un profundo respeto por las personas sabias (no porque no lo merezcan ni lo debamos hacer Ro. 13:7), mirando los toros desde la barrera, mucho menos se trata de comparar la literatura sapiencial bíblica con las demás literaturas sapienciales paganas, sino, nuestro deseo mas profundo es poder llevar a la práctica, a nuestra vida cotidiana, las enseñanzas del libro de Proverbios. Es lógico, que si no entendemos algo de la manera correcta seguramente lo aplicaremos de la manera incorrecta, pero es mucho mas fácil lograr un entendimiento a nivel intelectual y racional,[1] que luchar por aplicar estos principios para convertirnos en sabios de verdad, que demuestren su sabiduría con su vida entera, en sus relaciones con los demás, en su trato con su familia, con la iglesia, con el Estado, consigo mismo y por supuesto, con Dios, ya que la aplicación de los principios que encontramos en Proverbios no se logra solamente recordándolos ni batallando en nuestras propias fuerzas, sino cambiando totalmente nuestra manera de pensar por medio del accionar del Espíritu Santo en nuestras vidas, y por medio de nuestra incansable lucha contra nuestra naturaleza carnal.

Desde este punto de vista, es imposible que un mero razonamiento intelectual de los principios existentes en Proverbios acerca del necio y el sabio sea suficiente para lograr una transformación, en otras palabras, un entendimiento racional no será suficiente para llegar a ser sabios, pero, además de esto, partiendo de la base de que la única y verdadera sabiduría la encontramos en la Biblia, y especialmente ahora que nos ocuparemos del libro de proverbios, no podemos tampoco aventurarnos a cambiar nuestras vidas, siguiendo miradas superficiales acerca de las verdades y principios de la palabra de Dios, por el contrario, debemos luchar por obtener la mayor profundidad de entendimiento intelectual, para poder aplicarlo de la manera correcta, y después de ello, suplicar y rogar en oración a Cristo, que podamos vencer contra nuestra naturaleza pecaminosa cada día y que con la ayuda sobrenatural del Espíritu de Dios, todo ese conocimiento impregne no solo nuestro cerebro, sino también nuestro corazón. Pondremos todo nuestro empeño por entender, aplicar y no olvidar, pero siempre sabemos que solo Dios puede darnos la gracia de convertirnos en personas verdaderamente sabias.


DEFINICIONES:


A. NECIO.

Vamos a iniciar definiendo la palabra necio. El diccionario Laruosse define necio de la siguiente manera: (Del lat. nescius) Ignorante. Tonto. Terco y porfiado. También el diccionario de la lengua española lo define de la siguiente manera: “adj. Ignorante: no seas necio y estudia; te vendrá bien para el día de mañana, imprudente; terco y obstinado, (Cosa) ejecutada con imprudencia, ignorancia o presunción: frase necia”[2].
Aunque nos parezca extraño, se nota claramente que la palabra necio es definida a nivel secular con palabras mucho más suaves que las utilizadas en la Biblia, y en especial en el libro de Proverbios, no solo por la forma en que se refiere a los necios, sino por el carácter enjuiciador que se utiliza al hablar de ellos, como lo veremos mas adelante. Es importante ahora observar el significado de necio a la luz de las Sagradas Escrituras.

Cuando aparece la palabra necio en Pr. 10:1, es una traducción de la palabra hebrea כְּסִיל kisíl; la cual significa también: gordo, gordura, tonto o bobo:-fatuo, insensato, necedad, necio[3]. El diccionario Vine, lo define con palabras un poco más fuertes: “persona estúpida o lerda”, aparece 70 veces en la literatura sapiencial, y se refiere a una persona insolente en cuestiones religiosas y «estúpido o lerdo» en vivir con sabiduría la religión que profesa[4]. Además de esto, existen otros vocablos para definir la palabra necio, la cual también aparece como necedad: ewél (ליוִאֱ , H191) , «necio», la cual significa también: “insensato, necedad, necio, torpe”[5], casi siempre es usada para referirse a alguien falto de sabiduría, moralmente indeseable, que desprecia la sabiduría y disciplina y se mofa de sus propias faltas, es contencioso, licencioso, y es inútil tratar de instruirlo[6]. También encontramos la palabra: iwwelet (תלֶוֶֶאִ H200) «necedad; estupidez», específicamente en el libro de Proverbios “describe la conducta y estilo de vida de la persona que pasa por alto las instrucciones de sabiduría”, también “describe la manera en que un joven está propenso a comportarse” y “la forma en que cualquier necio o estúpido parlotea”[7]

Es importante observar que el necio no se define solamente como una persona que no posee un razonamiento intelectual adecuado, sino como alguien que no puede entender ni percibir las verdades de la Palabra de Dios.
A pesar de que nos vamos a centrar en el libro de Proverbios en el A. T., es importante observar que en el N.T. también tiene significados similares: “Necio (gr., raka, simple, vacío, vano o inútil). Un término de desprecio que significa trato despectivo de la habilidad intelectual de alguien (RV-1909 raca, Mat_5:22)”[8].


B. SABIO.

En Pr. 10:1 aparece la palabra sabio, la cual proviene de jakam (םכָחָ) «sabio; hábil; práctico»[9]. El mismo término está un poco más explicado en el diccionario Strong el cual lo define de la siguiente manera: “sabio,(i.e. inteligente, diestro o ingenioso):-astuto, avisado, excelente, experto, hábil, maestro, perito, prudente, saber, sabio”[10]. Ser sabio está totalmente ligado a la vida religiosa, no se puede ser sabio aparte de una relación estrecha con Dios, por lo tanto también se le define como: “el dominio del arte de vivir en conformidad con las expectativas divinas”[11]. Nótese que la sabiduría según la definición anterior está relacionada con las demandas de Dios, por lo tanto, se puede decir que el sabio tiene la capacidad de vivir en armonía con la Santidad de Dios. Bajo esta perspectiva, el sabio no es solamente alguien que ha llegado a la cúspide en cuanto a su capacidad de relacionarse con los demás y que ha logrado una vida social saludable, sino alguien que tiene una vida moral muy elevada como resultado de su “Temor a Dios”. Este es el tipo de sabio del cual habla la Biblia, porque cabe la posibilidad de que existan sabios que no tienen la sabiduría de Dios, sino la “terrenal, animal y diabólica” Stg. 3:15, de hecho, en el Antiguo Testamento encontramos “la designación de sabios entre los pueblos paganos e identificados como magos, adivinos, encantadores, astrólogos caldeos, los cuales aparecen en Egipto Babilonia y Persia”[12]
El hombre sabio ha de distinguirse como alguien que posee sabiduría, pues ella se encuentra en sus labios (Pr. 10:13). En el Antiguo Testamento, la sabiduría era designada en el ámbito práctico, se observaba “en términos de destreza técnica, aptitud en artes o sagacidad en los negocios, ciencia mágica, habilidad en asuntos seculares, discernimiento para aconsejar, prudencia para gobernar, cordura en la vida diaria y decisiones éticas”[13].


LA MANERA EN QUE ES PRESENTADO EL SABIO Y EL NECIO EN PROVERBIOS

La forma pedagógica y literaria que utilizó el escritor del libro de los Proverbios nos permite llegar a una conclusión más profunda y acertada en cuanto a la definición del sabio y el necio. El contraste entre sabio y necio podemos considerarlo como una antítesis[14], en la que al mostrarnos algo que es extremadamente opuesto nos deja una idea clara del significado y la posición de cada parte en cuestión, en donde no solo se notan diferentes maneras de nombrar a cada uno, sino que se ven las consecuencias de las acciones de cada parte (sabio-necio).

Esta forma literaria es lo que algunos han llamado “paralelismo antonímico” (es la forma literaria que tomamos como base en Proverbios para desarrollar este estudio). A continuación, presentamos un cuadro comparativo, que tiene como propósito mostrarnos las diferentes maneras en que se presenta el título sabio y necio:


CARACTERÍSTICA ESPIRITUAL DEL HOMBRE SABIO

Las reflexiones acerca de la sabiduría contenidas en el libro de Proverbios no provienen de un pensamiento meramente humano, además partimos del hecho de que creemos en la inspiración que dio el Espíritu Santo al escritor, por esta razón, la sabiduría de proverbios no es comparable con las sabidurías de otros pueblos, aunque se puedan encontrar similitudes. La sabiduría de otros pueblos no puede tener el carácter espiritual del libro que estamos tratando ya que no poseen la inspiración, y eso se nota claramente al estudiar el contenido del libro, ya que en varias ocasiones hace mención a Jehová, y deja claro que Él es la fuente de inspiración de la sabiduría del hombre justo. Uno de los aspectos que nos dan a entender el carácter espiritual es el concepto de temor de Dios como veremos:


EL TEMOR DEL DIOS.

“El principio de la sabiduría es el temor a Jehová”, nos dice el escritor de Proverbios en 1:7. Por lo tanto alguien que es sabio no puede quedar excluido del concepto del temor de Dios. Aquí lo mas importante no es saber si el sabio debía o no tener temor a Dios, puesto que esto se sobreentiende, lo interesante es como definamos el temor a Dios y que consecuencias tiene el practicarlo en la vida de sabiduría. Algunos lo entienden como reverencia, otros como terror o espanto frente a Dios y otros simplemente lo ignoran cayendo en una liviandad espiritual que afecta su relación con Dios. Independientemente de cómo se entienda, lo importante es analizar lo que produce, inicialmente en el texto se nos dice que si se practica dicho temor, se alcanzará la sabiduría, en otras palabras, la génesis de la sabiduría descansa en el temor de Dios, pero en la práctica ¿Qué significa temer a Dios? Para responder a esta pregunta buscaremos la respuesta en el mismo libro de Proverbios cuando afirma: “No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal” Pro 3:7. Apartarse del mal, es otra manera de decir que se deben cumplir los mandamientos de Dios, y que se deben cumplir precisamente teniendo temor a Dios; aquí volvemos a preguntarnos ¿como se debe temer a Dios?, si nuestra definición de temor es reverencia, entonces quiere decir que a causa del respeto que le tenemos a Dios, nos abstenemos de pecar, puesto que a partir de nuestro conocimiento de la grandeza y los atributos de Dios es transformada nuestra idea de Dios y si va acompañada de una experiencia viva con Él (nuevo nacimiento), habrá un profundo sentimiento de admiración y respeto que le inducirá a “apartarse del mal”. Por otro lado, si el sentimiento hacia Dios es el miedo o el terror, entonces decidirá apartarse del mal, porque no quiere ser castigado. Este sentimiento es válido, ya que Dios abiertamente nos habla en la escritura acerca del castigo y la recompensa que llevan aquellos que hacen el mal (Dt. 4:24), pero el verdadero sabio no se queda solo en el “área del miedo”, sino que profundiza en su relación con Dios, de tal manera que puede acercarse a Él no solo con respeto y reverencia, sino también con una profunda gratitud y amor, porque sabe que sus caminos son agradables a Jehová (Pr. 11:20).


CONSECUENCIAS DE SER SABIO

En el uso del paralelismo antonímico, se nota en algunos versículos que no solo se menciona alguna situación antonímica, sino que también nos habla de las consecuencias que debe llevar cada objeto en cuestión por una acción determinada. En este caso, el sabio también tiene que llevar consecuencias, no negativas, sino positivas, dichas consecuencias son presentadas como fórmulas en las que el sabio por tener cierto comportamiento, inmediatamente recibe como consecuencia una bendición específica que puede estar enmarcada en el ámbito de lo económico, familiar, afectivo, físico, psicológico, social y laboral. Algunos piensan que estas “consecuencias” no es posible tenerlas en la actualidad, ya que correspondían a un momento específico de la historia, dentro de lo que muchos llaman revelación progresiva.

Dentro del mundo judío esto era muy aceptado, no solo a la luz de lo que el proverbista nos esta afirmando a lo largo del libro, sino también bajo los preceptos de los mandamientos casuísticos (si haces esto o aquello, entonces recibirás esto o aquello), por lo tanto ellos tenían en mente que las bendiciones de Dios llegaban de acuerdo a su comportamiento, pero ¿en el día de hoy ya no sucede de la misma manera?, todas las bendiciones que recibía el sabio de proverbios si actuaba con sabiduría ¿no las alcanzarán las personas que apliquen los mismos principios en el día de hoy? De la respuesta que demos a este interrogante dependerá el interés que tengamos hacia el estudio de este libro tan maravilloso, aunque no podremos resolver totalmente esta pregunta, porque no es el propósito original de este escrito.

Si partimos de la base de que “Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos” podríamos decir que los principios establecidos en proverbios no pudieron haber quedado abolidos, aunque a esto alguno puede argumentar que Dios no cambia, pero si su manera de tratar con el pueblo, por lo tanto es posible que la manera en que Dios trataba con las personas en momento en que fue escrito el libro, era diferente a la actualidad. Pero, al examinar los principios establecidos para la vida de un sabio expresados en ejemplos, ¿no nos damos cuanta de que son tan prácticos, aplicables y verídicos para cualquiera que los aplique también en este tiempo?

Por lo tanto nosotros no debemos preocuparnos tanto por cuales principios podemos aplicar obteniendo recompensas, sino simplemente procurar aplicar dicha sabiduría a nuestra vida cotidiana en obediencia a Dios, sabiendo que de una u otra manera obtendremos recompensa, así sea de la manera que menos nos imaginamos.


CONSECUENCIAS DE SER NECIO

Si es verdad que el vivir sabiamente lleva unas consecuencias maravillosas, también es cierto que vivir impíamente lleva unas consecuencias catastróficas en todos los niveles, tanto espiritual, como material, familiar, laboral y psicológico. Lo mas terrible del caso es que por mas que al necio se le advierten las consecuencias de su actitud, el continúa empecinado en su comportamiento pecaminoso sin importarle en lo mas mínimo lo que le pueda acontecer, su actitud es totalmente irresponsable consigo mismo y con las personas que le rodean, por lo tanto lo mejor que se puede hacer frente a esta situación es tratar de vivir como sabio y no reprender a los necios.
PARA CUALQUIER COMENTARIO ESCRIBE A: andresfmachados@hotmail.com



[1] Muchos hombres de un gran nivel intelectual y capacidad racional se han declarado ateos.
[2] http://www.wordreference.com/definicion/necio
[3] Diccionario Strong en español. e-sword. H3684
[4] Diccionario Antiguo Testamento W. E. Vine. e-swrod. H3684.
[5] Diccionario Strong en Español. e-sword. H191.
[6] Ibid.
[7] Ibid.
[8] Diccionario Bíblico J. D. Douglas, Merrill C. Tenney Ed.MH. e-sword. Necio.
[9] Diccionario Antiguo Testamento W. E. Vine. e-swrod. H2450
[10] Diccionario Strong en Español. e-sword. H2450.
[11] Diccionario Antiguo Testamento W. E. Vine. e-swrod. H2450
[12] Diccionario Bíblico J. D. Douglas, Merrill C. Tenney Ed.MH. e-sword. Personas Sabias.
[13] Test Diccionario Nelson 10-6 e-sword. Sabiduría.
[14] “Persona o cosa opuesta en sus condiciones a otra” http://www.wordreference.com/definicion/antítesis