sábado, 14 de febrero de 2009

JUAN EL BAUTISTA: UN HOMBRE DE DIOS.


TEXTO: Mt. 11:11.
PASTOR ANDRES FELIPE MACHADO

INTRODUCCIÓN: La vida de muchos hombres de Dios, tanto en la Biblia como en la historia de la Iglesia nos sirve hoy de inspiración para la labor que debemos desarrollar para el reino de Dios, aunque estos hombres son solo ejemplos que con su vida nos mostraron caminos maravillosos que deberíamos recorrer, no basta solamente con quedarnos observando perplejos lo que hicieron, ni lo que enseñaron, ni como vivieron, sino que debemos seguir sus pisadas, pues el mismo Espíritu Santo que los llenó, inspiró, fortaleció y usó a ellos es el mismo que también nos puede llenar hoy. Cristo, quien es el mismo ayer, hoy y por los siglos, espera que se levanten en este tiempo hombres que estén dispuestos a vivir intensa y apasionadamente como aquellos hombres del pasado. La vida de Juan el Bautista no puede ser pasada por alto, ya que Cristo mismo dio un testimonio grandioso de él: De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. Mat 11:11. Por esta razón vamos a detenernos en analizar ciertos aspectos importantes de su vida.

I. SU LLAMADO:
El llamado de Dios es la base fundamental que todo hombre o mujer nacido de nuevo no puede olvidar, si somos hijos de Dios ha sido por un llamado divino especial. No fue por nuestra propia voluntad, sino que somos hijos por la voluntad de Dios, el evangelio declara en Jn. 1:13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Aquí se refiere a que los hijos de Dios nacen según la providencia del Padre.
Juan el bautista tuvo un llamado de parte de Dios aún desde que estaba en el vientre de su madre, pues fue profetizado aún a su padre el sacerdote Zacarías: Luc 1:13-17 Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elizabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.
Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento;
Porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.
Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.
E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.
Obsérvese todo lo que Dios dijo que este hombre haría de forma muy detallada, las palabras nos muestran que Dios tenía todo bajo control, además no fue el mismo Juan quien decidió escoger el ministerio que debía desarrollar, ni el mensaje que debía predicar, sino que Dios fue quien le dio su ministerio profético, no utilizó palabras fuera de contexto, sino que habló de acuerdo a la voluntad de Dios, pues la frase “arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” fueron las mismas utilizadas por Jesús. Por esta razón creemos que los llamados y los ministerios los da el Señor a quien quiere, no nos podemos autoproclamar ministros ni pastores ni evangelistas, ni profetas, ni mucho menos apóstoles, pues Dios es quien llama obreros de acuerdo a su propósito y su voluntad, no debemos atrevernos a ejercer un ministerio al que Dios no nos ha llamado, pues de otra manera, solo podremos experimentar el fracaso y la desilusión. No podemos compararnos con Juan el bautista, ya que su llamado fue único e irrepetible, pero no nos podemos excluir de los propósitos de Dios, pues no todos hemos sido llamados por Dios bajo las mismas circunstancias, no todos hemos tenido el privilegio de nacer bajo un hogar cristiano, ni ser llenos del Espíritu Santo en el vientre de nuestras madres, tal vez muchos tuvimos que sufrir el fruto de nuestra vida separada de Dios y llena de pecado, pero no podemos negar que en todas las circunstancias vividas, también había un propósito de Dios muy claro, y a pesar de no contar con los privilegios del llamado de Juan, podemos decir que podríamos hacer cosas poderosas para el Señor, ya que contamos con el respaldo y la aprobación del Señor Jesucristo, aquel que murió por nuestros pecados en la cruz, y nos redimió con su sangre, cuestión que no logró alcanzar a observar Juan el Bautista aunque fue participe de la preparación de Cristo para su obra redentora.
La misión que Juan el bautista debía desarrollar no se vio frustrada a pesar de todas las pruebas que debía pasar, esto es lo que sucede al hombre o a la mujer llamados por Dios, lo que Dios ha determinado nada ni nadie lo detendrá, lo que Dios ha determinado que suceda sucederá, a pesar de nuestras debilidades y de nuestra humanidad, Dios hará con nuestras vidas lo que Él se ha propuesto, nada podrá detenernos, Dios lo hará.

II. SU CARÁCTER.
Nuestra primera observación radica en el hecho de que Juan recibió su carácter después de ser lleno del Espíritu Santo. No podemos ignorar el hecho de que Juan el Bautista tuvo un carácter aguerrido debido a su profunda comunión con Dios. Su abnegación, no fue solo el producto de una determinación propia, sino que fluía de Dios, su valentía provino directamente de Dios, pues será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre” , los cambios trascendentales en la vida de un hombre son fruto de la comunión íntima y personal con Dios, y no solo el buscó la presencia de Dios, sino que llegó a tener una influencia positiva en las personas a su alrededor, incluso en sus discípulos pues la pregunta que se realizó a Jesús muestra claramente que ellos practicaban el ayuno Mar 2:18 Y los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunaban; y vinieron, y le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan?
Ese carácter puede notarse en sus predicaciones. El haber estado en la presencia de Dios aún desde en vientre de su madre, hizo de Juan el hombre que podía predicar la Palabra de Dios abiertamente y sin impedimentos, especialmente sin temores, pues no tuvo temor de decir la verdad, como profeta, denunció los pecados del pueblo sin tapujos, esa es una de las características del hombre y la mujer llenos del E.S. no tiene temor de decir la verdad, no anda con liviandades, y puede hacerlo de tal manera, que las personas entienden claramente que es Dios mismo quien está hablando, después de decir la verdad, lo único que pueden hacer es tratar de levantarse contra ellos o levantar falsos testimonios, pero nunca son fruto de la verdad, sino de la falta de arrepentimiento. Ese mensaje abierto se expresó de una manera muy fuerte, su mensaje era directamente el arrepentimiento, peo el arrepentimiento genuino, sabía discernir quienes verdaderamente estaban arrepentidos y quienes solo buscaban ser vistos por los hombres, por esta razón denunció a los fariseos que se acercaban para ser bautizados diciéndoles: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Mt. 3:7 Pues sabía muy bien que no estaban verdaderamente arrepentidos, que su deseo de ser bautizados no era el resultado de un verdadero arrepentimiento, sino, el ansia de ser vistos por los hombres, era una manera de limpiar livianamente sus conciencias delante de Dios, pero Dios nunca podrá ser burlado, por eso debemos examinar todo lo que hacemos para Dios, examinar los motivos de nuestro corazón y no engañarnos a nosotros mismos, sino procurar por todos los medios hacer la voluntad de Dios, siendo honestos tanto con Dios como con las personas que nos observan lo mas terrible es que algunos piensan que de esta manera pueden llegar a huir de ira de Dios, pero no será de esta manera, el verdadero arrepentimiento viene cuando una persona se da cuenta de la condición de su corazón y acude a Dios con angustia suplicando por el perdón, pero la religiosidad nunca podrá librarnos de la ira de Dios.
Su carácter también lo vemos en si disposición a la confrontación personal. Como habíamos dicho, Juan tuvo tal carácter que no dudó ni por un momento denunciar el pecado de las personas, incluso el de alguien que ni siquiera lo seguía, pues denunció a Herodes el tetrarca, hijo de Herodes el Grande, conocido también como Antipas, quien se casó con la hija del rey nabateo Aretas IV, pero se divorció de ella con el fin de casarse con Herodías, la mujer de su medio hermano Herodes Felipe, frente a este pecado Juan no se quedó callado, sino que habló con valentía, Mar 6:18 Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. Muy pocos hoy tienen el valor de decir la verdad, aunque saben cual es la causa de los males de las personas que tienen a su alrededor, no hablan nada, al observar el error de las personas prefieren callar cobardemente, porque no poseen la fuerza del E.S. callamos porque no tenemos nada que decir, porque no conocemos la voluntad de Dios. Algunos callan porque no quieren meterse en problemas, pero este no fue el caso de Juan, pues a pesar del peligro que ello representaba habló, Mar 6:19 Pero Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía; no sucedió así con Herodes, pues a pesar de su maldad escuchaba a Juan: Mar 6:20 porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le guardaba a salvo; y oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana. Si hubiese tenido temor, se hubiera perdido la oportunidad para que este hombre escuchara la verdad de Dios, aunque eso no le bastó, muchos hoy hacen de la misma manera, escuchan de buena gana pero no se atreven a dar el paso definitivo que los puede salvar de la condenación.

III. SU MISIÓN
Todos estos elementos en la vida de Juan hicieron que pudiera cumplir toda la misión a la que Dios lo había llamado, su abnegación lo convirtió en un hombre dispuesto a hacer todo lo que debía hacer, y apto para la tarea, pues, vivió en santidad para Dios No beberá vino ni sidra, esto concuerda con los requisitos dados a los obispos bajo la inspiración de Pablo cuando dijo: no dado al vino todo lo contrario a lo que muchos ministros modernos quieren hacernos entender. Se preocupó por vivir en santidad más que por adquirir conocimientos aquí nos cabe la frase muy recordada “Es mejor ser un santo que un conocedor. De hecho, la única manera de ser un verdadero conocedor es procurando ser un verdadero santo.”- George Whitefield. Estaba dispuesto a realizar la labor por encima de todas las cosas, aún de su beneficio personal pues como nos dice Mar 1:6 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre.

Preparar el camino del Señor: Esto demuestra la humildad del profeta, pues no hacía la labor para su propia fama, aunque la tuvo, sino, para preparar el camino a Cristo, era un ministerio que trabajaba solo en función de glorificar a Cristo, y esto no redujo su fuerza, por el contrario, la promesa Porque será grande delante de Dios se cumplió en su vida, pues la grandeza se demuestra por medio de la humildad. Su predicación tenía el propósito fundamental de preparar los corazones para la venida y manifestación pública del Mesías prepararía para el Señor un pueblo bien dispuesto, era un hombre que con su vida y testimonio logró influenciar en todo el pueblo, para que tuviesen disposición para el Señor mismo, por eso obtuvo la victoria.
Logró la conversión de muchos. Este es el centro de nuestra labor, que las personas se conviertan de verdad a Cristo, que experimenten el verdadero arrepentimiento, con todos los elementos que este hombre de Dios poseía, seguramente no faltarán las conversiones en nuestro ministerio.
Restauró a las familias. , “para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos,” la restauración de la familia es uno de los planes fundamentales de Dios, por lo tanto debemos clamar a Dios para que el mismo poder de Elías esté con nosotros para poder realizar esta misma labor con la autoridad que soilo Dios nos puede dar,

CONCLUSION: La vida de Juan el Bautista es inspiradora, quiera Dios levantar en este tiempo hombres y mujeres con las características de este hombre de Dios, porque al igual que Juan, nosotros también somos llamados a preparar el camino a Cristo, pues el vuelve por segunda vez y espera encontrar un pueblo bien dispuesto, aunque al final terminó degollado, sabemos que logró el propósito de Dios en su vida y entró triunfante al reino de los cielos, seguramente nosotros también podremos servir a Dios y esperar la victoria en la aparición de nuestro maestro en las nubes don de nos recibirá en gloria.