viernes, 19 de septiembre de 2008

CAUSAS BÍBLICO DOCTRINALES QUE PROVOCARON EL NACIMIENTO DE LA REFORMA

AGRADECIMIENTOS

El autor presenta agradecimientos a:
Profesores del Seminario Teológico Reformado de Colombia por sus aportes a esta investigación y sus orientaciones en mi formación teológica.

A mis compañeros del seminario quienes dieron a este trabajo con sus aportes una aproximación mayor al tema propuesto.

Rev. Widong Kim por el apoyo y acogida en este Seminario.

CONTENIDO


1.HIPÓTESIS
2. JUSTIFICACION
3. OBJETIVOS
3.1. GENERALES
3.2. ESPECIFICOS
4.MARCOTEORICO
4.1.CONCEPTOSDELAREFORMA
4.2.CAUSAS BIBLICO DOCTRINALES DE LA REFORMA
4.2.1. La justificación por la fe. 12
4.2.2. El sacerdocio Universal.
4.2.3. La infabilidad de la Biblia.
4.2.3.1. La aparición del libro.
4.2.3.2. La solución humanística a los males de la iglesia.
CONCLUSIONES
GLOSARIO
BIBLIOGRAFIA

HIPOTESIS

Esta investigación conducirá a demostrar que los temas de: la justificación por la fe, el sacerdocio universal y la infabilidad de la Biblia fueron las causas Bíblico doctrinales que provocaron el nacimiento de la reforma.

Sobre el tema de investigación hay cuestionables supuestos que se han levantado a lo largo de la historia. Ciertos autores afirman que causas religiosas, tales como la corrupción de la iglesia, fueron entre otros temas, los aspectos más importantes para que de diera este hecho; otros, analizan el nuevo pensamiento y la transición social, que se iniciaba a finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI, también como posible causa y por último surgen autores de corte comunista, que dieron una mala interpretación a las declaraciones de los reformadores y por ende una relación de causa y efecto de la reforma totalmente errada. Por lo anterior se reitera en demostrar que las causas originales para que se diera la reforma fueron de tipo doctrinal, sin embargo para la ampliación y comprensión del tema se tomaron datos de algunos de estos autores que aportaron para la comprensión del contexto histórico, político, económico y cultural de la época en que se dio la reforma.


JUSTIFICACION


Esta investigación se realiza con el propósito de dar a conocer a los creyentes y personas interesadas sobre las causas doctrinales que provocaron el nacimiento de la reforma.

Se ha encontrado que el desconocimiento total o parcial y la errada concepción del tema, tanto en pastores como en miembros de algunas denominaciones, desfavorece la comprensión del contexto histórico, de las raíces de independencia doctrinal que se tuvieron y que aun se conservan de la existente iglesia universal tradicional.

Esta investigación aporta a los miembros de cualquier denominación un conocimiento básico e indispensable para que en determinado momento se haga una descripción apologética del tema. Adicionalmente puede ser un medio, un instrumento para la evangelización de vidas que aun sus ojos espirituales se encuentran cegados con respecto al tema.


3. OBJETIVOS

GENERAL

Dar a conocer las principales causas bíblico doctrinales que provocaron el nacimiento de la reforma.


ESPECIFICOS

Describir los puntos el pensamiento doctrinal que dio origen a la reforma.

Establecer las principales diferencias del pensamiento doctrinal de la época y el pensamiento doctrinal que originó la reforma.


MARCO TEÓRICO

4.1 CONCEPTOS DE LA REFORMA

La reforma protestante es definida por varios autores como: “un nuevo aspecto del antiguo conflicto entre el papa y los emperadores Hohenstaufen, es decir de la lucha entre la autoridad civil y la eclesiástica” [1] , bajo esta definición fue un movimiento europeo, una revolución religiosa efectuada entre la naciones teutónicas, que influyó poderosamente en el carácter y destino aun de los pueblos latinos entre los cuales no llego a triunfar. Por otra parte Guizon ha expresado según su juicio “es un esfuerzo hecho con la idea de libertar la razón humana de las cadenas de la autoridad; es una insurrección de la mente humana contra el poder absoluto del orden espiritual”[2], otros autores dicen que la reforma “fue una época de transición que abrió camino al libre pensamiento o sea a la incredulidad”[3]; otra definición sería que la reforma protestante fue un movimiento religioso, surgido en Europa en el siglo dieciséis. Tenía sus raíces en elementos de la tradición medieval, como el movimiento de la Devoción Moderna en Alemania y Holanda, que era una piedad laica antieclesiástica y centrada en Cristo. Además, la segunda generación del humanismo la siguió en gran medida. Comenzó con la predicación de Martín Lutero, que revisó las doctrinas medievales según el criterio de su conformidad a las Sagradas Escrituras. En particular, rechazó el sistema sacramental de la iglesia como un secuestro del Evangelio, el cual debía ser predicado libremente. La reforma protestante dependió de las autoridades civiles para la reforma de las iglesias de los estados y ciudades donde triunfó. Entre estas y otras definiciones podemos rescatar una definición más general de la reforma, como “la reacción del cristianismo como Evangelio, contra el cristianismo considerado como ley”[4].

Una vez conocidos algunos de los variados conceptos sobre la reforma, es necesario ir a lo esencial. El protestantismo se apoyo en tres doctrinas principales: La de la justificación por la fe, la del sacerdocio universal y la infabilidad basada en la Biblia, estas innovaciones teológicas respondían a las necesidades religiosas de la época.

Tesis como la que afirma que los reformadores abandonaron la iglesia romana porque ésta estaba corrupta por el libertinaje y dominada por la impureza se descartan, ya que estas prácticas se venían realizando desde tiempos de Gregorio VII y sin embargo no se vio una ruptura comparable, provocada por el protestantismo. Otro hecho revelador es la conducta de Erasmo en relación con la iglesia de Roma, quien en un escrito en 1511 atacó a los sacerdotes, a los monjes, a los obispos y a los papas de su época sin adherirse a la reforma. Por otra parte cuando en el siglo XVII la iglesia católica ya había corregido esas debilidades, las diversas confesiones reformadas no volvieron a la obediencia de Roma. Esto demuestra que las causas que provocaron el nacimiento de la reforma fueron más profundas, entonces realmente ¿Cuáles fueron esas causas que provocaron el nacimiento de la reforma? Indudablemente las causas fueron de orden bíblico doctrinal y a continuación se expondrá su contenido:

4.2. CAUSAS BÍBLICO DOCTRINALES QUE CAUSARON LA REFORMA

4.2.1 La justificación por la fe. La reforma fue una respuesta religiosa a la angustia de la edad media. Era un contexto donde desgracias lograban desorientar las almas, tales desgracias eran: la guerra de los cien años: la peste negra; hambres frecuentes, las guerras husitas, entre otras. Todas las problemáticas mencionadas hicieron que las personas tomaran conciencia de su maldad, se sintieron culpables y pensaron que sólo el pecado era la causa de tantas desgracias.

En esta atmósfera de pesimismo, se tendió a un cierto maniqueísmo y la justicia de los hombres más dura que nunca, por lo que buscó y se castigó los delitos, tantos los verdaderos como los falsos. El horror religioso hacia el pecado hace de esta época un horror de crueldad judicial y de castigos por doquier. Los asuntos más tratados en esta época y que de una manera muy terrible dominaban el pensamiento, las emociones tanto de los predicadores religiosos como los fieles fueron:
- La ruina de Roma y de la iglesia: Haciendo ver a las gentes tremendas catástrofes.
- La venida del anticristo: Que era inminente ante los sucesos que se presentaban
- El tema del Apocalipsis y el infierno en los sermones.
- La muerte dentro del tema de iconografía: Dando importancia al juicio final y al infierno. A la muerte se le da gran importancia.
- Hasta en el aspecto cultural transcendieron estas enseñanzas a tal punto de enfatizar más en la muerte y sufrimiento de cristo, que en la propia resurrección.
- Se divulga el culto a los santos: Estos protegían no solo de la enfermedad y de la muerte, sino que además daban “garantías “para el más allá. La veneración de sus reliquias, y con más motivo las devociones a Jesús y a la virgen, hacían ganar indulgencias. Se pensaba que el pecador que pecaba constantemente en las mismas faltas podría librarse del infierno si obtenía una especie de bonos a cuenta de los meritos de Jesús, de la virgen y de los santos, esos bonos le permitirían presentarse ante el juez supremo en el momento de rendir cuentas.

La iglesia enseñaba que era necesario confesar y comulgar para obtener indulgencias y no señalaba como condición única y necesaria para conseguirlas la entrega de limosnas. Pero, “sin duda alguna, los pueblos del occidente medieval, temerosos, exaltados creyeron que podrían comprar su salvación. Sin embargo los pueblos conservaron una duda y esta duda constituyó la angustia de fines de la edad media, que explica el éxito de lutero”[5]. La doctrina Luterana de la justificación por la fe fue la respuesta a este punto. A los que temían al infierno, Lutero les dijo: “¡Dejad de atormentaos! Dios no es un juez severo, sino un padre compasivo. Haced lo que queráis, sois y seréis pecadores toda vuestra vida. Pero si creéis en el Redentor, estáis ya salvados. ¡Tened confianza!”[6]


4.2.2. El sacerdocio universal. Los defectos de la iglesia romana como “los malos monjes, a los que no se respetaba, las riquezas de la iglesia que eran excesivas , los obispos y los curas que no residían en los lugares de apostolado pero que acumulaban los cargos eclesiásticos, los papas que se comportaban como los príncipes seculares y que por ello restaba su influencia espiritual sobre los soberanos , el dinero de los cristianos, utilizado con propósitos terrenales, las excomuniones lanzadas a veces sin otro motivo que proteger intereses materiales muy concretos , contribuyeron a desprestigiar al sacerdote y dudar de su posición Puesto que se advertía que los laicos eran mejores que los religiosos”[7] pudieron ser una de las causas de la reforma, era un ambiente negativo para los representantes de la iglesia y un conflicto espiritual para quienes los veían como sus guías espirituales, pero este panorama de corrupción , y otras practicas, se vivía mucho tiempo atrás de la reforma y algunas personas ya habían demandado estos hechos , sin embrago los cuestionamiento principales que surgieron en la época de la reforma era, sobre la conducta intachable de los laicos quienes tenían un buen testimonio, entonces, ¿Porqué ellos no podían realizar las labores, ni ocupar un cargo? , estos laicos ¿debían pasar necesariamente por esta institución cansada el dialogo entre Dios y el hombre y la salvación de las almas?
En junio de 1.519, con ocasión a la controversia de Leipzig, cuando Lutero rompió con el catolicismo, fue entonces cuando acosado por preguntas, se negó a aprobar las condenas del concilio de Constanza contra Juan Huss (Se Condena por los errores sobre la Iglesia invisible de los predestinados). Un cristiano aislado, fuera sacerdote o no, podía llevar razón frente a un concilio, si Dios se lo iluminada. Pocos meses después, descubrió que la epístola primera de San Pedro 2:9; Apoc 1:6; 5:10, la justificación de su actitud: La doctrina del sacerdocio universal, que implicaba una relación personal directa del individuo con Dios en la cual desaparecía el papel mediador de la Iglesia, privando a ésta de su justificación tradicional.

A través del “manifiesto a la nobleza cristiana de la nación alemana" desarrolla la doctrina del sacerdocio universal (todo cristiano es sacerdote aunque no sea ministro de los sacramentos y la palabra), dice que ““Todos los cristianos son sacerdotes, y todas las mujeres sacerdotisas, jóvenes o viejos, señores o siervos, mujeres o doncellas, letrados o laicos, sin diferencia alguna”[8] , afirma que las Escrituras son inteligibles para los creyentes, defiende el libre examen y el derecho de todo fiel cristiano de apelar al concilio.

4.2.3. La infabilidad de la Biblia

4.2.3.1. La aparición del libro. En aquellos tiempos de confusión tenían más necesidad que nunca de apoyarse en una autoridad infalible. Pero ¿Donde encontrar esta infabilidad cuando se duda del sacerdocio? Únicamente en Dios. “La Biblia se convertía así en el último recuso, pero también en la roca que no cedía ante los conceptos humanos”[9], sin embargo ésta era solo de alcance para la sociedad selecta. Es un periodo donde la pasión por la palabra escrita, fuente del humanismo, fue reforzada y difundida gracias al descubrimiento de la imprenta. Desde el punto de vista religioso, la aparición del libro impreso produjo una revolución en relación a las necesidades espirituales de la época. Se imprimieron un buen porcentaje de ejemplares de contenido religioso.

Gracias a este descubrimiento, se difundió ampliamente la Biblia, antes de la revolución Luterana, en el público letrado; las Escrituras fueron traducidas a lenguas vulgares y fueron más accesibles que antes; de igual manera aparecieron diferentes versiones de la Biblia. Todo el mundo podía entender a Dios y conocerle, exponer e interpretar su contenido de una manera personal.

Pero al mismo tiempo y por esta gran difusión de textos, las creencias de las personas se iniciaban a trastornar.
Algo de aclarar es que los reformadores no han dado, a los cristianos los libros sagrados traducidos en la lengua vulgar que la iglesia les habría negado anteriormente. Se ha producido exactamente lo contrario. Las traducciones de la Biblia empezaban a divulgarse y mitigaba la sed que los fieles sentían por la Escritura. De esta manera se puede decir que la necesidad era superior a la oferta. La producción de ejemplares de una u otra manera era muy poco, esto explica el triunfo de la Biblia de Lutero, voluntariamente redactada en alemán, idioma accesible a todos.

4.2.3.2. La solución humanista a los males de la iglesia. El humanismo preparó
la Reforma en dos sentidos: Contribuyó a este retorno a la Biblia, que era inspiración de la época e insistió en la religión interior desvalorizando la jerarquía, el culto a los santos y las ceremonias. Pero su concepción de hombre coincidía más con el catolicismo. En su filosofía más profunda el humanismo es dogmático y llevaba a un rechazo, fue contra esto que reaccionaron los ortodoxos protestantes y la reforma católica de la teología.
La solución humanista suponía una gran fuerza interior en cada uno de los fieles, esta “generosidad” casi estoica que Descartes alabara en el siglo siguiente.
En la Biblia muchos humanistas buscaban y descubrían ante todo una moral, pero los cristianos del siglo XVI, tenían la necesidad de una fe.

Martín Lutero insistía en la única, exclusiva e incondicional autoridad de la Palabra de Dios, cuidadosa y evangélicamente interpretada. Sólo el evangelio y las Escrituras pueden tener autoridad sobre la conciencia del creyente. Por las Escrituras y por la gracia redentora de Dios, somos libres de cualquier otra autoridad que pretendiera imponerse sobre nuestra conciencia y por ultimo afirma el valor único de las Sagradas Escrituras como contenido de la fe.

5. CONCLUSIONES

La causa principal del nacimiento de la reforma fue la necesidad de reevaluar la teología bíblico doctrinal de la época en los temas de la justificación por la fe, el sacerdocio universal y la prueba infalible de la Biblia. Aspectos como la corrupción de la iglesia romana, venía desde mucho tiempo atrás de la reforma, por consiguiente existieron personajes antes de los reformadores que denunciaban estos y otros hechos; demandas e interminables esfuerzos que emprendieron para la transformación de la decadencia espiritual y moral. Este hecho entre otros ya descritos en este trabajo soporta las verdaderas causas que dieron origen a la reforma.

GLOSARIO

ANTONOMASIA: Sinécdoque que consiste en poner el nombre apelativo por el propio, o el propio por el apelativo; p. ej., el Apóstol, por San Pablo; un Nerón, por un hombre cruel //. Denota que a una persona o cosa le conviene el nombre apelativo con que se la designa, por ser, entre todas las de su clase, la más importante, conocida o característica.
BULA: Documento pontificio relativo a materia de fe o de interés general, concesión de gracias o privilegios o asuntos judiciales o administrativos, expedido por la chancillería apostólica y autorizado por el sello de su nombre u otro parecido estampado con tinta roja

COFRADÍAS: Congregación o hermandad que forman algunos devotos, con autorización competente para ejercitarcen en obras de piedad.
ICONOGRAFÍA: Descripción de imágenes, retratos, cuadros, estatuas y monumentos, especialmente de los antiguos.

INDULGENCIAS: Facilidad en perdonar o disimular las culpas o en conceder gracias // Remisión ante Dios de la pena temporal correspondiente a los pecados ya perdonados, que se obtienen por mediación de la iglesia.
ONTOLOGÍA: Parte de la metafísica que trata del ser en general de sus propiedades transcendentales

.
PROTESTANTISMO: Conjunto de doctrinas e Iglesias surgidas de la Reforma. El protestantismo constituye una de las grandes familias cristianas, junto con el catolicismo y la ortodoxia. Etimológicamente, significa «adelantarse para testimoniar» y se aplica a aquellos cristianos que, a finales del s. XV, especialmente en Alemania, Francia y Suiza, dieron testimonio de una forma de entender la fe que les obligó a romper con el pontífice romano. A su vez, se divide en tres ramas principales, luteranismo, calvinismo y anglicanismo, origen de diversas corrientes religiosas, que cuentan con un fondo común de doctrina fundado en la profesión de fe de los primeros concilios ecuménicos de la cristiandad. Positivamente, les es común la fe en la palabra de Dios escuchada a través de la Escritura (cuya veracidad está atestiguada por el Espíritu Santo a la Iglesia y a cada creyente) y la salvación sólo por la gracia. Negativamente, todas las formas de protestantismo rechazan la autoridad del papa.
SINECDOQUE: (Recibir juntamente). f. Ret. Tropo que consiste en extender, restringir o alterar de algún modo la significación de las palabras, para designar un todo con el nombre de una de sus partes, o viceversa; un género con el de una especie, o al contrario; una cosa con el de la materia de que está formada.
BIBLIOGRAFIA

ALKINSON, James. Lutero y el nacimiento del protestantismo. Ed. Alianza. España. 1971.

DEIROS, Pablo A. Historia del cristianismo. Ed. Casa bautista de publicaciones. Buenos aires: Argentina. 1980.

FISHER, P Jorge, Historia de la reforma. Ed. CLIE. España.1984.

GARCÍA V, Ricardo. Martín Lutero “El fraile hambriento de Dios”.Ed. BAC. Madrid, 1973.
LATOURETTE, Kennet Scotf. Historia del Cristianismo tomo 2. Ed Casa bautista de publicaciones. Estados Unidos.1983.

LINDSAY M, Thomas. La reforma en su contexto histórico. Ed. CLIE. España.1985.

LINDSAY M, Thomas. La reforma en su desarrollo social. Ed. CLIE. España.1986.

WILLISTON, Walter. Historia de la iglesia cristiana. Ed. Casa nazarena. Sin fecha.

WILTON, Nelson M. Diccionario de la historia de la Iglesia. Ed. Caribe Miami. 1989.
[1] LINDSAY M, Thomas. La reforma en su contexto histórico. pp. 41
[2] Ibíd., pp. 46
[3] Ibíd. pp. 46
[4] Ibíd. pp. 49
[5] WILLISTON, Walter. Historia de la iglesia cristiana.pp. 7
[6] Ibíd. pp. 12
[7] Ibíd. pp. 19
[8] GARCÍA V, Ricardo. Martín Lutero. El fraile hambriento de Dios. pp. 467.
[9] ALKINSON, James. Lutero y el nacimiento del protestantismo. pp. 23

LA SANTIDAD DE DIOS EN EL LIBRO DE ISAÍAS



El inicio del libro del profeta Isaías nos hace captar de inmediato la atención hacia el tema que queremos desarrollar, “la santidad”. El capítulo 1 nos habla de las demandas de Dios a Israel por su pecado, el cual es presentado como “rebelión” contra Dios. Se presenta la perversidad de Israel frente a la santidad de Dios como un gran contraste. Su pecado era fruto de su abandono de Dios mismo, el cual demandó su pecado, porque tenía autoridad para hacerlo. La santidad y las leyes morales provienen de Dios, no del hombre, se puede decir con toda certeza que Dios es Santo, porque con sus mandamientos nos muestra su voluntad perfecta y cuan distanciado esta el hombre de Él cuando es puesto en evidencia y es probado su corazón. En esta ocasión utilizó al profeta para revelar su santidad por medio de un mensaje muy fuerte. Decimos que el mensaje era fuerte porque era preciso hacerlo de este modo, pues el pueblo estaba cargado de maldad y perversidad.
La santidad de Dios en Isaías va mucho más allá de las conductas religiosas externas, esto se deja ver cuando se le dice al pueblo que las ofrendas que se han presentado son realmente vanas, Dios dice que esta cansado de todos sus rituales, aunque muchos podrían pensar que es contradictorio ya que dichas ceremonias religiosas habían sido ordenadas por Dios mismo. El problema radicaba no en que el pueblo presentara ofrendas, sino en la actitud de creer que solo con esas ofrendas sin un cambio verdadero de comportamiento y mentalidad era suficiente para quedar libres de culpa delante de Dios, en otras palabras, había hipocresía en su vida cúltica.
La santidad de Dios se hace manifiesta con fines sociales y comunitarios, especialmente, se hace visible el deseo de Dios de que el pueblo aprenda a tener sensibilidad ante las necesidades de los desamparados como las viudas y los huérfanos, aquí no nos esta hablando de una santidad apartada de las tristes realidades sociológicas, no habla de una santidad que está solamente ligada a una piedad personal, sino del bien comunitario, “haced justicia al huérfano, amparad la viuda” son palabras que tienen que ver con la equidad y la justicia, aunque no especifique de que manera debe ampararse a la viuda y hacer justicia al huérfano, tal vez algunos que deseen cumplir este propósito por el camino del asistencialismo y otros quieran hacerlo por las vías de la acción social, otros creerán indispensable utilizar ambos, pero lo determinante en esto es llevar a la práctica este mandamiento, es una manera de perfeccionar la santidad de Dios en la tierra[1].
La santidad de Dios en Isaías se muestra como una santidad que cuando el hombre la aplica en su vida privada y colectiva obtiene recompensas, ya sean positivas o negativas. Primero que todo es importante notar que si el pueblo se santificaba, si se lavaba y se limpiaba, para lo cual no da otra fórmula sino la obediencia a mandamientos concretos, obtenía el perdón de Dios, el perdón de los pecados, lo cual ya de por si, es un elemento de gran satisfacción para el alma. Dicha recompensa espiritual no es el único beneficio que encontramos cuando guardamos los mandamientos de Dios y procuramos lavarnos y limpiarnos, sino que Dios dice que el pueblo “comería el bien de la tierra”, en otras traducciones lo encontramos como “lo mejor de la tierra”, la Palabra de Dios para Todos lo traduce “disfrutarán las riquezas del país”. En este momento específico de la historia del pueblo de Israel, Dios promete darle prosperidad al pueblo, que se traduciría en las cosechas abundantes que disfrutarían si se limpiaban y lavaban de sus pecados. Sería importante dilucidar si estos principios son aplicables en nuestro contexto en nuestros días, si es apropiado mirar estas recompensas terrenales como algo que no fue abolido para el pueblo de Dios en el presente, o si esta forma de recompensa por la santidad actúa en los que lo aplican hoy día. Podemos decir que no en todos los casos, pero no se puede negar, que Dios estaba manifestando su voluntad en lo dicho por el profeta, otros dirán también que esto es una promesa escatológica, y que tendrá cumplimiento cuando se manifiesten los “cielos nuevos y tierra nueva”.
Es de destacar, que Dios habla de dos cualidades necesarias que debe tener aquel que desee acercarse más a la santidad de Dios. Lo primero, debe ser un estudiante de las cosas santas de Dios, “aprended a hacer lo bueno”, significa que el hombre por su condición caída, no sabe hacer lo bueno, sino que debe aprender a discernir entre lo bueno y lo malo. Segundo, es necesario tener una plena disposición de la voluntad, “si quisiereis y oyereis”, debe tener el deseo de obedecer, lo cual será imposible sin oír primero, debe escuchar atentamente lo que Dios está demandando, para después aplicarlo a su vida personal y cotidiana.
Estas son algunas de las generalidades que encontramos en Isaías acerca de la santidad, pero ahora profundizaremos en otros puntos encontrados con respecto al tema.
Ahora trataremos acerca de las recompensas negativas de no procurar una vida de santidad.


II. LA RELACION EXISTENTE ENTRE LA SANTIDAD Y LOS JUICIOS DE DIOS.

Es necesario establecer una relación entre los juicios de Dios y la santidad de Dios, puesto que si Dios no fuese Santo no tendría autoridad moral para juzgar a ningún hombre. Los juicios, entonces, son el resultado de la santidad de Dios, su equidad y su justicia se hacen manifiestas en sus juicios, por lo tanto, cuando analizamos las razones por las cuales decretó juicios, nos damos cuenta de su voluntad y sus demandas al hombre, descubrimos la esencia de su carácter Santo, encontramos un horizonte para nuestra vida moral, para la piedad personal y la vida comunitaria, además, los juicios decretados a otras personas o ciudades o países enteros, nos dejan una clara advertencia de que no podemos burlarnos de Él, de que no existe nada que no haya de ser manifestado, que debemos albergar temor en nuestro corazón, tema que trataremos mas adelante.
La santidad de Dios se opone fuertemente a toda especie de mal, el diccionario certeza nos aclara este aspecto del juicio: “El juicio no significa simplemente una ponderación imparcial y objetiva del bien y el mal, sino que más bien incluye la idea de la acción vigorosa en contra del mal”.[2]
El libro de Isaías nos muestra una serie de narraciones en donde aparecen los juicios de Dios, los cuales se manifiestan a través de la destrucción de la tierra, la invasión militar de pueblos extranjeros causando asolamiento y muerte, humillación extrema sobre los altivos, angustias y dolor, falta de provisión económica y las causas por las cuales vienen dichos juicios, resaltando que el propósito de estos es que los hombres aprendan justicia. Ver. Is. 26:9.
Podemos decir que las causas por las que vienen estas acciones de Dios vigorosas contra el mal están expresadas desde el capítulo uno del libro de Isaías, las cuales tienen como raíz, el pecado en todas sus formas y dimensiones. Dios comienza diciendo que son un pueblo depravado y cargado de maldad, les llama generación de malignos e hijos depravados, lo cual nos lleva a pensar que el pueblo se había apartado a pecados de índole sexual, esto se puede corroborar al inicio del capítulo dos cuando llama a Israel pueblo de Gomorra y príncipes de Sodoma (V. 3:9). Ya conocemos que Sodoma y Gomorra tenían grandes problemas de inmoralidad sexual, tanto promiscuidad como homosexualidad. Otro pecado al cual se había habituado el pueblo es el homicidio, al parecer había muchos asesinos, la versión Reina Valera 95 traduce “un barrio de asesinos”, así se había convertido la ciudad fiel, refiriéndose a Jerusalén. (V. 1:21). Otro aspecto muy condenado por Dios era el de la injusticia social, ya era muy sabido por el pueblo que Dios buscaba siempre el favor de las viudas y los huérfanos, además de los extranjeros, pues lo había manifestado anteriormente (Ex. 22.21s; Dt. 14.29; 16.11, 14; 24.17) en la legislación judía. El juicio había llegado también por despojar a los pobres (V. 3:14,15). Esto demuestra que el carácter Santo de Dios se manifiesta cuando hay un deseo de su parte de que el hombre aprenda a tener sensibilidad ante los sufrimientos de los más necesitados, al tener el hombre una actitud de defensa en pro del bienestar de ellos, se manifiesta el conocimiento de Dios en la tierra en cuanto a la equidad y la justicia. Dios promete el juicio para aquellos que aumentan sus riquezas, y específicamente para aquellos que tienen muchas casas, las cuales están desocupadas, mientras muchos están sin techo (V. 5:8,9), la consecuencia será la poca producción de las cosechas que da como resultado escasez económica (V. 5:10).
Otra razón por la que vienen los juicios de Dios es la soberbia, (V. 2:5-22) aquí, la soberbia radicaba en tener confianza en los dioses extraños, porque estaban llenos de costumbres traídas de oriente y agoreros, estaban llenos de ídolos y los habían adorado, además, la soberbia era fruto de su enriquecimiento, un enriquecimiento que los había llevado a olvidar a Jehová. Dios promete que esa soberbia sería abatida y quebrantada a través de sus juicios. También la soberbia estaba demostrada en las mujeres de Jerusalén, quienes tenían muchos adornos que utilizaban con fines sensuales, tal vez era una de las manifestaciones de la promiscuidad y la prostitución existente, Dios promete terminar con sus vanidades quitando todos sus atuendos, inclusive un cambio de su apariencia física.
La embriagues es otra de las causas del juicio de Dios, (V. 5:11,12,22) poniéndola en contraste con la poca disposición para atender la obra de Dios. Ellos madrugaban a embriagarse, acompañados de música y grandes banquetes descuidando la obra de Dios. Esta actitud era una evidencia de la falta de conocimiento del pueblo, también, una de las causas del hambre. Esto no es lejano de lo que acontece en nuestra realidad actual, pues en muchos casos la violencia intrafamiliar es producto de la embriagues, muchas familias padecen hambre o necesidades debido a que la persona encargada de proveer para las necesidades del hogar, invierte un gran porcentaje de su salario en bebidas alcohólicas. En la actualidad muchos ven como algo malo congregarse o llevar una vida cristiana, pero no ven malo la vida de fiesta continua acompañada de mucho licor, para ellos también habrá un juicio definitivo de Dios.


III. EL PROFETA ISAÍAS Y LA SANTIDAD IS CAP 6.

El profeta a quien Dios escogió para traer este mensaje, era un hombre que había habitado en medio del pueblo normalmente, pero que por su experiencia, había tenido una profunda transformación. Isaías había tenido una visión de Dios, en donde la primera y más trascendental revelación fue su Santidad, los serafines repetían Santo, Santo, Santo.
Muchos han dicho que este tres veces Santo se refiere a la Trinidad, pero es importante observar la opinión del comentarista Matthew Henry: “aquí se repite tres veces Su santidad, lo cual, en hebreo, equivale a un gran superlativo, no a la Trinidad de personas en Dios”[3]. Esto equivale a decir que Dios es infinitamente Santo, y que fue ese Dios el que se le presentó a Isaías. Tener esta visión de Dios, lo llevó a comprender la grandeza de su Santidad, pero no de una forma académica ni racionalista, sino, un conocimiento que lo llevó de inmediato a darse cuenta de su realidad frente a Dios. Lo primero que observó Isaías fue su condición y dijo: “¡Ay de mí!”, esto solo lo pudo notar, cuando se enfrentó a la Santidad de Dios, sus palabras expresan que solo le podría esperar la muerte, la Santidad de Dios le hizo sentir de inmediato la inminencia del juicio sobre él, solo en ese momento se sintió inmundo, reconoció que efectivamente, era inmundo, lo cual significaba que era una persona llena de impurezas morales y que muchas leyes lo condenaban, específicamente, notó que era un hombre de labios inmundos, sin duda, muchos de nosotros deberíamos examinar nuestras palabras, si nuestras palabras aún son fruto de la influencia del pueblo que nos rodea, deberíamos arrepentirnos de esto, o examinar si realmente hemos conocido a Dios en la manifestación de su santidad.
Hubo un carbón encendido que tocó la boca del profeta, esto era necesario, ya que era por su misma boca por la que iba a salir la Palabra de Dios, pues este encuentro tenía como propósito comisionar al profeta con un mensaje determinado, sus labios debían estar purificados. Dios se había manifestado al profeta, pero no fue consumido a pesar de su condición pecaminosa, es posible que se deba a la actitud que sostuvo, experimentó un verdadero arrepentimiento, cambió su forma de pensar, entendió que debía tener un cambio de conducta y Dios quitó su culpa y limpió su pecado. Después de esto Isaías es comisionado, y mostró un gran interés por ir a la misión de Dios. Este proceso de purificación fue necesario para que fuera efectivo su ministerio.


IV. EL TEMOR SANTO

El temor de Dios es tratado en el libro de Isaías como un medio que Dios utiliza para santificar al pueblo, “El temor santo, por otra parte, proviene de Dios y capacita al hombre para reverenciar su autoridad, obedecer sus mandamientos, odiar y evitar toda forma de maldad”.[4] Is 8:13 nos habla no solo del temor, sino del miedo que dice Dios debemos tener hacia Él. La mayoría de versiones utiliza la palabra miedo, pavor, temblor y terror, lo cual nos da la idea no solamente de un temor reverencial, sino literalmente de miedo. La exhortación al pueblo era a que tuvieran miedo a Dios y no a los hombres. El miedo es un mecanismo que Dios puso en el corazón del hombre como un sentimiento preventivo, pues el miedo es un efecto psicológico, mental y emocional que nos advierte de posibles peligros, y que nos hace ser precavidos ante diferentes situaciones de riesgo, pero que debe ser encausado hacia el objeto correcto, en este caso hacia Dios. El miedo es el primer paso que nos guía a acercarnos a Dios con la actitud correcta, y es un instrumento de Dios para llevarnos a la santificación. En esta ocasión, Dios mismo insta al pueblo a que superen este sentimiento de miedo hacia los hombres y que lo cambien por un sentimiento de miedo y temor hacia Dios. Podríamos añadir que en este caso se manifiesta la voluntad de Dios hacia nosotros, diciéndonos que no tengamos miedo a absolutamente nada diferente a Él y sus mandamientos, este temor de Dios viene a los hombres como resultado de la revelación especial (la Biblia), la cual es el medio a través del cual Dios produce este temor en el corazón, el profeta lo declara cuando se dirige a “vosotros los que tembláis a su palabra” Is. 66:5.
Is. 11:1-2, profetizando del futuro Mesías, nos dice que una de sus características es la del espíritu de “temor de Jehová”, en este caso se refiere a la reverencia total y absoluta del Mesías hacia su Padre, especialmente en el periodo de su encarnación o del tiempo del llamado “Jesús histórico”, aunque no se limita a este periodo, sino a todo su reino en general. Este temor de Jehová se puede ver ejemplificado en las palabras y acciones de Cristo narradas en los evangelios, en las ocasiones cuando explico que era “enviado del Padre”, cuando dijo “no sea como yo quiero, sino como Tu”, cuando el Padre mismo mostró una aprobación total hacia el Hijo Mt. 3:17, lo cual es reflejado en Is. 42.


V. EL MEDIO PARA TRAER SANTIDAD PROFETIZADO EN ISAÍAS.

En Isaías 53 esta narrado el relato del siervo de Jehová el cual traería el perdón de los pecados, podemos deducir que este pasaje nos está hablando de los futuros padecimientos del Mesías, el Cristo, ya que describe sus sufrimientos y nos explica que sus padecimientos iban a ser el medio a través del cual serían perdonados los pecados, no podría estar hablando de un personaje diferente, ya que Cristo es el único ser en el universo capacitado y apto para presentarse como nuestro sustituto, era el cordero perfecto que iba a ser sacrificado por nuestras rebeliones, solo Cristo pudo llenar las características descritas en este pasaje ya que es el único hombre que ha podido vivir en la tierra “sin hacer maldad, ni tener engaño en su boca”, todos los demás hombres son pecadores y llenos de engaños.
Hemos hablado acerca de los juicios de Dios manifestados a causa de las rebeliones de diferentes pueblos y personas contenidos en el libro de Isaías, en este capítulo esta narrado el juicio que Dios decretó sobre el siervo, para la remisión de los pecados de la humanidad, a lo largo del libro se nos muestra la necesidad de que hayan juicios por parte de Dios, aquí se narra el juicio mas difícil que Dios haya tenido que realizar jamás, puesto que debió hacerlo sobre su propio Hijo, pero en esto estaba manifestado el amor incomprensible del Padre hacia toda la humanidad, sus demandas de justicia quedarían satisfechas por medio de este sacrificio expiatorio.
La santificación entonces sería el resultado de la toma de la deuda por parte del siervo en lugar nuestro, sería la acción definitiva para hacer perfectos para siempre a los santificados, a quienes se acercan a el para remisión, era la solución definitiva al problema del mal y la rebelión de la raza humana.


VI. PALABRAS HEBREAS QUE HABLAN DE LA SANTIDAD EN EL LIBRO DE ISAIAS

Es fundamental entender las raíces hebreas y el significado de las palabras que son traducidas como santo o santidad, para poder profundizar en el tema de la santidad en Isaías. A continuación encontramos las palabras hebreas con su significado y las citas en donde se encuentran a lo largo del libro.

קָדַשׁ cadásh raíz prim.; ser (caus. hacer, pronunciar u observar como) limpio (cerem. o mor.):-apartar, celebrar, consagrar, dedicar, preparar, prometer, purificar, santificar, santo, señalar. H6918
Isa 57:15; 65:5; 8:13; 29:23
«Santificar, ser santo».La raíz principal de este verbo denota un acto o estado por el cual personas o cosas se apartan para el culto a Dios: se consagran o se «hacen sagradas». Para el culto a Dios. Debido a este acto y en ese estado la cosa o persona consagrada no debe emplearse en trabajos ordinarios (o de uso profano) y deben tratarse con especial cuidado porque son propiedad de Dios. Esta raíz (qadash) puede usarse como la voz pasiva de la raíz principal del verbo con el sentido de «ser consagrado o separado para el uso de Dios»

קָדֹשׁ cadósh; de 6942; sagrado (cerem. o mor.); (como sustantivo) Dios (por su eminencia), ángel, santo, santuario:-consagrado, dedicado, santo, (el) Santo.
Isa 1:4; 40:25; 5:16; 6:3; 29:23
C. Adjetivo qadoÆsh (v/dq; , 6918), «santo». Las lenguas semíticas tienen dos formas originales de la raíz que son distintas. Una significa «puro» y «consagrado» y el hebreo qadesh («santo»). La palabra describe algo o alguien. La otra quiere decir «santidad» como una circunstancia o como un abstracto, de la misma manera que en arábigo al-qaddus («lo más santo o puro»). La comprensión tradicional de «separado» es solo un significado derivado y no el principal.

קֹדֶשׁ códesh; de 6942; lugar o cosa sagrados; rara vez abst. santidad:-(cosa) dedicada, (lugar) sagrado, santidad, santificar, (lugar) santísimo, (cosa, día, lugar) santo, santuario.
Isa 35:8; Isa 58:13; 66:20
El vocablo también indica la condición de lo que se ha dedicado al uso especial del pueblo de Dios (Isa_35:8). En un sentido estrecho se usa para referirse a lo «sagrado» o algo separado para el uso en el templo (uso cúltico).[5]


[1] Aquí perfeccionar la santidad de Dios no se refiere a que la santidad de Dios está en proceso, sino a que se manifiesta más visiblemente a través del hombre cuando cumple con sus mandamientos.
[2] e-sword Nuevo diccionario bíblico Certeza. Juicio.
[3] Henry Matthew. Comentario Bíblico. Terraza Barcelona. Clie. p. 743.
[4] e-sword Nuevo diccionario bíblico Certeza. Temor.

[5] e-sword Nuevo diccionario bíblico Certeza. Diccionario Strong en Español.

¿CUAL ES EL CONCEPTO QUE TIENE JEREMÍAS DE DIOS?



Antes de iniciar con el desarrollo de este estudio es necesario tener en cuenta que el contenido del libro de Jeremías nos muestra de una u otra forma los atributos de Dios, algunos no se notan o dicen textual o directamente, pero se hacen ver en las revelaciones que Dios le da al profeta, en las reacciones con los diversos pueblos que se ven involucrados en la escena, en el desarrollo de los juicios y los acontecimientos que se desarrollan en el pueblo de Israel y sus vecinos, tanto cercanos como lejanos. Toda la experiencia vivida por el profeta es un material maravilloso para tener un acercamiento mayor a la realidad de Dios, que indiscutiblemente fue percibida por el profeta mismo, pues tuvo que vivirlo en carne propia, además podemos tener también nosotros con base en dicha experiencia una mayor profundización en el conocimiento de Dios y sus atributos o propiedades[1].
He decidido abordar este tema tomando como base la clasificación que se le ha asignado tradicionalmente a los atributos de Dios en comunicables e incomunicables, pero observando solo el contenido del libro de Jeremías.

I. ATRIBUTOS INCOMUNICABLES ENCONTRADOS EN JEREMÍAS.

A. LA PROPIA EXISTENCIA DE DIOS (ASEIDAD DE DIOS).
En el libro de Jeremías no encontramos a Dios tratando de demostrar su existencia, pues la realidad de Dios se hace manifiesta desde el comienzo del libro, simplemente nos dice: “Palabra de Jehová le vino (a Jeremías) en los días de Josías. (v.1:2), esta expresión se desarrolla naturalmente a lo largo de todo el libro, la realidad de Dios se presenta como algo totalmente natural, pues Dios mismo se comunica abiertamente con el profeta como alguien que es independiente en sus obras, decretos o virtudes. No se muestra a Dios como alguien que necesita del hombre o de cualquier otro factor externo para poder existir., de hecho es el hombre quien depende totalmente de Dios, y es Él quien ordena sus pasos (v. Jer. 10:23). Cuando hablamos de la propia existencia de Dios, queremos decir que “Dios existe por si mismo”[2], y que “la base de su existencia se encuentra en Él mismo”[3], esto lo notamos claramente en Jeremías en el hecho de la mayor parte del tiempo habla de juicios y pronosticaciones, lo cual nos obliga a pensar que si Dios tiene el control del futuro de algunas personas o países enteros, y puede ver claramente el fin que les espera, no sería lógico creer que Dios mismo depende del hombre para existir. Esto no se nota solo en las declaraciones proféticas de Jeremías, sino también en declaraciones específicas en las que se manifiesta un Dios “independiente de todas las cosas, y que todas las cosas existen solamente por causa de Él”[4]. En el capítulo 10, cuando en el verso 6 declara: “No hay semejante a Ti” nos da la idea de que no existe nada que pueda llegar a estar a la altura de su poderío, y aunque el hombre fue creado a su “imagen y semejanza” no es contradictorio con la expresión que utiliza aquí el profeta y mucho mas cuando observamos en el contexto del pasaje que Jeremías está exaltando el poderío de Dios frente a los falsos dioses de las naciones paganas. Jeremías por la revelación del E.S. nos deja claro que Dios es el creador del cielo y de la tierra: a su voz se produce muchedumbre de aguas en el cielo, y hace subir las nubes de lo postrero de la tierra; hace los relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos”. (Jer. 10:12-13); “Porque el es el Hacedor de todo” (v.16), lo cual claramente nos hace entender que todas las cosas subsisten por el Señor.

Dios también se manifiesta en Jeremías como un Dios independiente en su voluntad, pues declara en el capítulo 18:8 que si “esos pueblos se convirtieren de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles”, queriendo decir que estaba dispuesto a perdonar con base en el arrepentimiento de dichos pueblos, no quiere decir esto que Dios tiene pecados de los cuales se debe arrepentir, sino que utilizó un leguaje antropomórfico para que las personas que estaban recibiendo este mensaje pudieran entender lo que Dios les quería decir, pero era Dios mismo quien estaba poniendo las reglas del juego, no dependía de nadie para actuar.

B. LA INMUTABILIDAD DE DIOS.
Otro atributo que entendemos de Dios y que ha sido trastornado por algunos en la actualidad es que Dios no cambia, el no está en proceso, sino que es el mismo en su esencia siempre, no sufre ninguna alteración en su naturaleza. El texto que tratamos anteriormente podría ser malentendido por aquellos que afirman que Dios cambia, aquí no significa que Dios cambia en su esencia cuando se arrepiente de hacer algo, sino que Dios está siempre en acción y en sus relaciones con los hombres se pueden producir cambios que son fruto del comportamiento del hombre mismo en su relación con Dios.[5]
En el libro de Jeremías se nota que Dios no cambia en sus decretos y sus juicios, Dios no cambia sus posiciones en cuanto a la idolatría del pueblo y las consecuencias de la misma, no cambia en cuanto a la necesidad de castigar el pecado de los pueblos y también de perdonarlos si existe un verdadero arrepentimiento, no cambian los principios morales que Dios establece a través de los mensajes transmitidos por el profeta.

C. LA INFINIDAD DE DIOS.
Este atributo nos habla acerca de la perfección de Dios que queda libre de todas las limitaciones.[6] Jeremías nos habla de esta propiedad de Dios en 23:23-24, en donde nos habla acerca de la Omnipresencia de Dios: “¿Soy yo Dios de cerca solamente, dice Jehová, y no Dios desde muy lejos?” ¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?, aquí vemos que para Dios no hay limitaciones de espacio, pero no significa que Dios tiene una extensión corporal en la que puede tener una parte aquí y otra en otro lugar, cuando dice que “llena el cielo y la tierra” no debe interpretarse según las creencias del panteísmo (Dios es todo y todo es Dios), sino que Dios no tiene ninguna limitación de tiempo ni de espacio, y a pesar de que Dios está en todos los lugares (inmanente), también es totalmente aparte de su creación(trascendente). Esta característica mas específicamente es la que se conoce como inmensidad de Dios: “Dios trasciende todas las limitaciones espaciales, y sin embargo está presente en cada sitio del espacio con todo su Ser”[7].

También podemos hablar de la infinidad en cuanto al tiempo. Dios no está limitado al tiempo, sino que creó el tiempo para incorporar en el al hombre y al universo. Esto se nota claramente en las pronosticaciones que da por medio del profeta, pues están descritas posibles situaciones que ocurrirían en el futuro dependiendo de la opción que tomara la persona a la que se le estaba hablando. Este ejemplo aparece en el capítulo 42 cuando Johanán consultó a Jeremías acerca de lo que debían hacer con respecto al lugar en el que debían estar, si se debía quedar o partir para Egipto, Jeremías dio su respuesta, pero no fue aceptada, a pesar que en un comienzo habían dicho que obedecerían fuera lo que fuera, decidieron entonces partir para Egipto y más adelante se cumplió el pronóstico de desolación y destrucción para ellos, esto quiere decir que Dios se había adelantado de antemano a los acontecimientos que iban a ocurrir en el futuro, por decirlo de alguna manera, realmente Dios conoce todo lo que ocurrirá en el tiempo, el tiene control del pasado, del presente y del futuro, aunque para Él en si mismo no exista esta división, a pesar de esto, Jeremías en su relación con Dios no habla como si Dios estuviera aparte del tiempo, de hecho, le recuerda los acontecimientos ocurridos con el pueblo de Israel en su liberación de Egipto (v. 32:20-23). En estas líneas estamos hablando de la eternidad de Dios, y resulta muy interesante pensar que Dios siendo eterno tiene planes de llevarnos a su eternidad, y esto también esta manifestado en Jeremías cuando afirma lo siguiente: “Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos” Jer. 32:39. Dios desea que vivamos eternamente con Él siguiendo sus preceptos, su perfección moral, la eternidad de Dios es un atributo que Dios desea trasmitirnos a nivel moral y ético basado en su temor reverente.

D. LA UNIDAD DE DIOS.
Aquí es necesario Tomar la división que realiza Lois Berkhof cuando habla de la “Unitas Singularitatis” que significa que Dios es uno numéricamente hablando (unidad) y que en su carácter es único (unicidad)[8]. Quiere decir que Dios es el único Dios verdadero, y este es uno de los temas mas enfatizados por Dios mismo a través del profeta Jeremías cuando continuamente esta advirtiendo a lo largo del libro que la causa de los juicios decretados fue la idolatría y lo expresa de la siguiente manera: “Porque vuestros padres me dejaron, dice Jehová y anduvieron en pos de dioses ajenos…”Jer. 16:11; “es en vano porque en pos de nuestros ídolos iremos” 18:12; “edificaron lugares altos a Baal” 19:5 “dejaron el pacto de Jehová su Dios, y adoraron dioses ajenos y les sirvieron” Jer. 22:9; “profetizaban en nombre de Baal” 23:13; además de la adoración a la reina del cielo, (v. 44:17,18,19,25), Dios quiere manifestarse como el único Dios, no existe nada di nadie que se compare con Él y toda existencia se deriva de Él.

II. ATRIBUTOS COMUNICABLES ENCONTRADOS EN JEREMÍAS.

A. ATRIBUTOS INTELECTUALES.
1. El conocimiento de Dios. Podemos decir que Dios conoce todo y se conoce a si mismo, estos son los atributos conocidos como Omnisciencia y Presciencia, los cuales también se ven reflejados en el libro de Jeremías. El mismo profeta fue objeto del conocimiento de Dios: Jer 1:5 “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones”, es increíble pensar que fuimos conocidos y formados por Dios aún antes de ser creados, aquí se nota el conocimiento que tiene Dios del hombre, que es tan profundo, que ni aún el hombre mismo tiene un conocimiento de si mismo tan exacto. En este pasaje también se deja ver el atributo de la Presciencia, que significa que Dios sabe todas las cosas antes de que ocurran, quiere decir esto, que Dios sabía de antemano quienes iban a obedecer su palabra y quienes la rechazarían, y con anterioridad decretó juicios que serían llevados a cabo, esto se ve reflejado también en el momento en que Sedequías consulta a Jeremías y este le da un pronóstico exacto de lo que acontecerá dependiendo de la decisión que llegue a tomar. La omnisciencia de Dios se observa claramente en las palabras transmitidas por Jeremías: Jer 17:10 “Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras”, los deseos e intenciones mas profundas Dios las conoce y escudriña, aun conoce las motivaciones de las personas para actuar, aunque aparentemente sean buenas obras.

2. La sabiduría de Dios. Aquí podemos decir que tanto la sabiduría como la inteligencia van de la mano, pero en cuanto a Dios, Jeremías lo expresa de la siguiente manera: Jer 51:15 “El es el que hizo la tierra con su poder, el que afirmó el mundo con su sabiduría, y extendió los cielos con su inteligencia”. Jer 10:12 “El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría”; esto quiere decir que la sabiduría de Dios se ve reflejada en su creación. Nosotros entendemos la inteligencia como un don que se obtiene como resultado del estudio, y la sabiduría es la capacidad intuitiva de aplicar el conocimiento a la vida práctica para producir los mejores resultados, en el hombre podemos definirlo de esa manera, pero en Dios no, puesto que la inteligencia de Dios no es algo que Él halla adquirido como fruto de su estudio, puesto que Él es el dueño de toda la inteligencia existente de una manera infinita, mas sin embargo, según la explicación de Jeremías, en Dios podemos encontrar tanto inteligencia como sabiduría.

3. La veracidad de Dios. En Jeremías encontramos la siguiente expresión: “Mas Jehová es el Dios verdadero” Jer. 10:10. Esto quiere decir que Dios cumple todos los requisitos que debe tener para ser el único Dios con respecto a otros dioses posibles, y además, es el Dios en el que podemos depositar nuestra confianza, ya que es el único que puede mostrarnos las cosas tal y como son realmente. En los diversos relatos encontrados en Jeremías vemos a diversos personajes que decidieron no hacer caso de las advertencias de Dios, llevándoles esto a consecuencias desastrosas, prefirieron creer las adivinaciones de falsos profetas y dioses extraños y tuvieron que sufrir terribles consecuencias de esa decisión.

4. La fidelidad de Dios. A pesar de las rebeliones del pueblo de Israel, y de que tubo que pasar por diversas pruebas para aprender la justicia de Dios, no los abandonó para siempre, sino que esperó el momento preciso para que se cumplieran las promesas que les había hecho con anterioridad. Les promete retornarlos a la tierra de donde habían salido y nunca dejaría de ser el Dios de ellos, Dios nunca abandona su pacto y siempre cumple sus promesas, esta característica de Dios es la que nos hace estar seguros y firmes en la fe en Él.

B. ATRIBUTOS MORALES.

1. LA BONDAD DE DIOS.
Jeremías afirmó: “Alabad a Jehová de los ejércitos porque Jehová es bueno…” Jer. 33:11. A pesar de todos los conflictos que Dios sostuvo con el pueblo de Israel, y de los juicios y disciplinas que debió ejercer, no dejó de ser un Dios perdonador, un Dios misericordioso y compasivo. Jeremías sufrió muchos oprobios por causa de su labor como profeta, pero una y otra vez fue librado, incluso de la muerte, Dios le prometió que estaría con el y que sería librado de sus enemigos y así lo hizo Dios. Para todos los que se encontraban en angustia o necesitados Dios mostraba amor y bondad, a pesar de que no merecían su favor.

2. LA SANTIDAD DE DIOS.
Al igual que lo observado en el profeta Isaías, nos damos cuenta que en Jeremías se manifiesta la santidad de Dios en sus demandas, todos los juicios decretados tenían el propósito de santificar, y en muchos casos no solo al pueblo de Israel, sino también a otros pueblos y personas paganas, casi todo el libro de Jeremías refleja la intención de Dios de purificar por medio de los juicios.


EL CONTRASTE ENTRE CONFIAR EN DIOS Y CONFIAR EN EL HOMBRE JER. 17:5-10.

“Maldito el hombre que confía en el hombre”. Es una frase muy conocida en nuestro medio evangélico, y solemos aplicarla a diversas situaciones, especialmente cuando tenemos una experiencia amarga con alguna persona o algún amigo cercano, la aplicamos cuando alguien traiciona nuestra confianza o nos deja solos cuando teníamos una responsabilidad común. Es imposible negar que casi todos los seres humanos han tenido que pasar por este tipo de experiencias en sus relaciones interpersonales, y no nos debemos basar solo en las experiencias que hemos tenido para afirmar que esto es cierto, si nos apoyamos en la palabra de Dios, nos damos cuenta de que el hombre es un ser caído, lleno de corrupción moral y muerto espiritualmente. Bajo esta perspectiva, no deberíamos confiar en ningún ser humano definitivamente, y mucho mas con la afirmación que da el versículo 10 del capítulo en mención cuando nos dice: “Engañoso es el corazón mas que todas las cosas, y perverso, ¿quien lo conocerá? Nótese que dice que el corazón del hombre es engañoso, aquí corazón se refiere a los sentimientos, las emociones y la voluntad, era la connotación que tenía para los hebreos, “se trataba esencialmente del hombre completo, con todos sus atributos, físicos, intelectuales, y psicológicos, en el cual pensaba y del cual hablaba el hebreo, y el corazón se concebía como el centro que lo gobernaba todo”[9]. Teniendo esta ampliación del significado de corazón para los hebreos, nos ratifica y confirma que el hombre totalmente es engañoso, a nivel intelectual, físico y psicológico, por lo tanto podríamos concluir que no debemos confiar absolutamente en nadie, de hecho, el mismo pasaje nos advierte de las consecuencias que tenemos si ponemos nuestra confianza en los hombres: “morará en tierra despoblada y desabitada”, “en los sequedales del desierto”, quiere decir que tendremos muchas necesidades, mucha sed y poca provisión. La pregunta que cabe realizar es: ¿acaso no confía Dios en los hombres? ¿No confía Dios en nosotros? Si Dios no confía en nosotros, ¿Por qué nos confió entonces el evangelio para que creyéramos en Él? ¿No confió Jesús en sus doce discípulos? Bueno, a pesar de que uno de ellos lo traicionó, pero vemos a Jesús confiando en hombres como Pablo y Pedro quienes tenían bastante pecado, claro está que otros podrían afirmar que Dios realmente no confiaba en ellos, sino en la obra que el mismo Espíritu de Dios estaba haciendo en ellos, pero no podemos perder de vista que esa obra la estaba realizando en hombres totalmente imperfectos. Podemos decir entonces que no confiamos en los hombres, pero no podemos dejar de confiar en la obra que Dios realiza en el corazón de ellos, pero de una u otra manera nos toca confiar en los hombres, pero no en los hombres en si mismos, sino en la obra que Dios realiza en ellos, confiamos en los hombres no por los hombres, sino por la obra que Dios hace en su corazón, la fin de cuentas, lo que realmente nos esta diciendo el Espíritu Santo a través de este pasaje de Jeremías es que toda nuestra confianza debe estar puesta en Dios, porque Él es el único que puede escudriñar el corazón de los hombres, y si algún día algún hombre nos traiciona, recordemos que es Él mismo quien “dará a cada uno según el fruto de sus obras”. A fin de cuentas, nuestra confianza debe estar puesta totalmente en Dios, nuestro brazo de apoyo, debe ser Él, pues es inconmovible.

[1] Louis Berkhof en su teología sistemática sugiere la palabra “propiedades” como un mejor término frente a “atributos”, ya que atributos puede entenderse como algo que “se le añade al ser divino”, la palabra propiedades señala algo que es propio de Dios. Ver: Berkhof Louis, Teología Sistemática p. 59.
[2] Berkhof Louis, Teología Sistemática p. 67.
[3] Ibid p. 67.
[4] Ibid p. 67.
[5] Ibid p. 69.
[6] Ibid p. 69.
[7] Ibid p. 70.
[8] Ibid p. 72.
[9] E-sword. Diccionario Bíblico Certeza. Corazón.

PROCESO HISTÓRICO DE LA DIVISION ENTRE SAMARIA Y JERUSALEN


Para poder comprender el proceso histórico de la división de la adoración en Israel, a saber, Samaria y Jerusalén, es importante analizar el proceso de la relación de Dios con el hombre desde la creación hasta el momento de dicha división, sin ignorar que esto tuvo repercusiones que nos alcanzan hasta el día de hoy, en el sentido de que al entender estos conceptos ampliaremos nuestro conocimiento de lo que significa la adoración verdadera a Dios en nuestro contexto actual, pues no se debe pasar por alto que todo lo acontecido a Israel en la antigüedad fue escrito con un propósito muy específico, pues nada hubo que aconteciese por casualidad, en cada situación estuvo la mano de Dios obrando en función del establecimiento del Reino, y aún las actuaciones pecaminosas del pueblo eran una oportunidad de Dios para dejarnos una enseñanza importante acerca de su voluntad, no porque Dios las aprobara, sino porque en medio de los errores de las personas Dios hablaba y direccionaba todo en función del establecimiento del Reino en una revelación que se dio de manera progresiva, de tal manera que el suceso de la división del reino en Israel que vamos a tratar en el presente trabajo nos dará mucha luz de aspectos importantes de la vida espiritual y en general de la vida cristiana.

I. ANTECEDENTES PRELIMINARES.

Desde los inicios Dios quiso gobernar a su pueblo, aunque no se observa que Dios hable explícitamente o diciendo textualmente que el gobernaría sobre la humanidad, se sobreentiende que si Dios es el creador de los cielos y la tierra y todo lo creado se desprende de su mano poderosa y omnipotente, sería muy insensato pensar que Dios creó el universo para luego desentenderse de él, de tal manera que no pueda ejercer dominio sobre su creación, de hecho, el Nuevo Testamento declara que Cristo trabajó activamente en el desarrollo de la creación, especialmente en la carta a los Colosenses donde afirma el escritor: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten” (Col 1:17), en el mismo orden de ideas, la carta a los Hebreos lo ratifica afirmando: “el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder…”; esto nos deja claro que Dios gobierna sobre la creación. Esta innegable conclusión no nos puede dejar ciegos ante el hecho de que Dios delegó ciertas responsabilidades al hombre, pues después de haberlo creado y bendecido dijo las siguientes palabras: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla”. En este mandato cultural, el hombre debía ejercer su dominio sobre los animales y toda la tierra desarrollando una vida comunitaria en donde Dios sería el principal guiador en todas las áreas de acción en las que tuviera que desenvolverse, el hombre solo sería vicerregente, en un pacto que algunos han denominado Soberano-vasallo. Antes de la caída el hombre tenía una comunicación abierta con Dios y tenía toda la capacidad de sostener una vida justa y equitativa a nivel social, pero después de la caída, la entrada del pecado produjo un desorden tal en el hombre que perdió su capacidad de gobernar con sabiduría, a pesar de esto, Dios siguió manifestándose al hombre en cada generación después de Adán, y fue necesario iniciar todo un proceso de enseñanza en la que Dios manifestó su voluntad revelándose personalmente a algunos hombres en particular mostrándoles la manera correcta de relacionarse unos con otros y principalmente, la intención de que gobernara, así fue como Dios se manifestó a Noé, Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, David, etc. Todo este proceso fue dado en la medida que se fue constituyendo un pueblo, el pueblo de Israel, en donde Dios quería manifestar su justicia, santidad, amor, y en general el establecimiento de su Reino, y de donde sería extendido a todas las naciones. Hasta aquí, Dios no había abandonado la idea de ejercer dominio sobre el hombre, y su deseo se hacía manifiesto a partir de las leyes dadas a Moisés.

II. EL ESTABLECIMIENTO DEL REINADO EN ISRAEL.

Una vez el pueblo salió del desierto para llegar a la tierra prometida, y una vez muerto Moisés, Josué debía encargarse de hacer entrar al pueblo en dicha tierra, pero después de la muerte de Josué, el pueblo entró en “un período de desorganización, de discordias tribales y de derrota, que se describe en el libro de los Jueces”[1], por esta causa, el pueblo clamó a Dios y el les levantó jueces, quienes debían orientar al pueblo por medio de la ley, este período se dio aproximadamente desde el 1380 al 1050 a.C.[2]
Hasta aquí no vemos que Dios hable negativamente acerca de la forma de gobierno que se daba en Israel, pues Dios no manifestó descontento en el establecimiento de los jueces, de hecho, Él mismo los había levantado, no queriendo decir con esto que este periodo fue ejemplar y próspero para Israel, ni que la vida de los jueces fuese aceptable delante de Dios, por el contrario, “el período de los jueces fue un tiempo de tanto caos político y religioso que aun los mejores siervos de Dios hacían cosas terribles”[3], sino simplemente que Dios aprobó la existencia de ellos. En este periodo, se da el preludio para que Israel se constituyera como una nación, ya que los jueces dieron el inicio a todo el sistema de gobierno que fue después puesto en práctica durante la monarquía, pues los jueces no se dedicaban solo a juzgar sino que también gobernaban.
Llegó el momento definitivo para el establecimiento de Israel como nación al estilo de todas las naciones de la tierra y la Biblia nos habla que los hijos de Samuel no ejercieron correctamente su labor como jueces y pervirtieron el derecho (1Sam. 8:3), por lo tanto los ancianos de Israel se levantaron para pedirle a Samuel que erigiera un rey sobre Israel exclamando: “constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones” (ver. 5). En esta ocasión, a diferencia del momento en que se levantaron jueces, a Dios no agradó la propuesta, ni tampoco agradó al profeta. La causa principal para que Dios se desagradara consistió en que Israel estaba cambiando el gobierno de Dios por el gobierno de los hombres, hasta aquí ellos habían experimentado un régimen teocrático, porque los jueces “recibían directamente de Dios su llamamiento y su comisión, y los asuntos de la nación estaban bajo la dirección especial de Dios”[4]. Aunque esta es la principal causa por la cual Dios rechazaba esta propuesta, Dios mismo dio otras razones por las cuales no convenía tener un rey, si bien, de antemano la motivación de estas personas no era la correcta, puesto que querían imitar a las naciones paganas, Dios mismo les afirma las consecuencias de tener un rey humano lleno de imperfecciones y que gobernaría bajo los preceptos de los reyes de otras naciones. No obstante, esto parece paradójico, ya que Dios mismo había hablado en la ley con respecto al levantamiento de un futuro rey de la siguiente manera: “ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere; de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti; no podrás poner sobre ti a hombre extranjero, que no sea tu hermano” (Dt. 17:15). Algunos afirman que no era el tiempo aún para tener rey, por lo cual Dios rechazó esta propuesta, y fue la causa del fracaso con Saúl, pero esto no concuerda con la narración del capítulo 8 del libro 1 de Samuel, cuando se afirma claramente que con esto estaban rechazando el reinado de Dios mismo (v.7). Aquí cabría la pregunta: ¿puede Dios gobernar por medio de un rey?, de hecho, Dios mismo, como lo acabamos de ver, previó esta situación, porque en el mismo pasaje de Deuteronomio afirma: “Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da, y tomes posesión de ella y la habites, y digas: Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones que están en mis alrededores” (v. 14), aquí esta afirmando que en algún momento iba a suceder, que efectivamente iba a llegar el momento en que iban a pedir rey, y ante esto les da indicaciones de cómo lo debían hacer, pero no dice si esto es agradable o desagradable ante los ojos de Dios, solo les da instrucciones. No es posible afirmar que no pueda Dios gobernar por medio de un rey, porque lo hizo por medio de David, y no solo esto, sino que por medio del reinado de David se dio la promesa del advenimiento del reinado eterno del Mesías, por lo cual se debe dar la conclusión de que Dios iba a utilizar el nombramiento de ese rey prometido para el establecimiento de su reino.
Después de la muerte de David, pasa a reinar Salomón, y es aquí donde inicia el proceso de división en dos reinos, entre las tribus del norte y las del sur. Ahora profundizaremos en las causas de dicha división, las cuales, tienen que ver con todo este proceso histórico que hemos descrito en el presente escrito.

III. DIVISIÓN DEL REINO.

Aunque la división parece haberse dado a causa del pecado de Salomón, no se dio en el reinado de Salomón, pues a pesar de haber pecado, Dios le advirtió que el reino no se rompería en sus días, sino en los días de su hijo, por amor a David su padre (IRey. 11:12). En este caso, Salomón fue bendecido gracias al buen testimonio de su padre, pero no alcanzó sino para su propio reino, no hasta Roboam. Esto no quiere decir que Salomón no haya tenido virtudes maravillosas puestas por Dios, entre ellas la sabiduría sin igual que le fue entregada, seguramente había influido bastante el tener un padre tan ejemplar como David. Cuando Salomón murió gobernó su hijo Roboam, quien reino en su lugar, y en cuyas manos se dividió el reino, pues se levantó Jeroboam, quien aprovechó un momento coyuntural para apropiarse de 10 tribus al norte, quedando Roboam con solo las tribus de Judá y de Benjamín al sur.

IV. CAUSAS DE LA DIVISION DEL REINO.

Existen varias causas por las cuales el reino fue dividido y procuraremos acercarnos a ellas, aunque no se esperaba que el reino se dividiera, principalmente por las promesas que Dios había hecho a David: “Hice pacto con mi escogido; Juré a David mi siervo, diciendo: “Para siempre confirmaré tu descendencia, Y edificaré tu trono por todas las generaciones” (Sal. 89:3). Literalmente David no esperaba ninguna división del reino, tenía confianza en el establecimiento del reino terrenal eternamente.
Es importante aclarar que a pesar de que el reino fue dividido, las promesas hechas a David no quedaron en el olvido, pues Dios cumplió su pacto en Jesucristo, y el trono fue firme y para siempre a partir de este pacto, Dios quiso establecer un reino y así lo hizo, no pudo ser por un rey terrenal, pero si por Dios quien se hizo hombre para llevar en su cuerpo de carne nuestros pecado y de esta manera reinar, no solo en nuestros corazones, sino también en todo lo existente.


A. El pecado de Salomón.
Es posible que la división del reino se haya dado gracias al pecado de Salomón, pues no se puede negar que Salomón pecó, tampoco que el pecado siempre trae consecuencias. Recordemos que ahora estamos hablando de un reino que aunque fue muy glorioso, fue débil a nivel espiritual, ya que estaba guiado por un hombre que poseía la naturaleza pecaminosa de Adán, algunos afirman que esto sucedió “por causa de las mujeres que tomó de los pueblos extranjeros quienes introdujeron el culto a otros dioses en Israel. Dios había prohibido a los reyes de Israel tomar mujeres de otras naciones porque los apartarían de su Dios”[5] “Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo.”
(I Rey. 11:11). Aunque había una promesa para David, Salomón no siguió los pasos de su padre: “Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David” (I Ry. 11:4).

B. Por causas exclusivamente políticas.
Las causas políticas de la división las he tratado aparte, aunque todo mal manejo político, también tiene sus raíces en la maldad y perversidad del corazón del hombre; esta es la conexión existente entre el manejo político y el pecado.
Salomón, a pesar de haber recibido una sabiduría increíble de parte de Dios, no pudo ser equitativo ni justo en el manejo de su reino, pues en el momento de querer tomar el reino su hijo Roboam, el pueblo le expresó estas palabras: “Tu padre agravó nuestro yugo, mas ahora disminuye tú algo de la dura servidumbre de tu padre, y del yugo pesado que puso sobre nosotros, y te serviremos”. Pocos han afirmado que las riquezas que ostentaba el rey tal vez no eran fruto solamente de la sabiduría que poseía, o de las promesas que Dios le dio, sino que tal vez, también fueron fruto del cobro excesivo de impuestos. Lastimosamente, Roboam su hijo siguió los pasos de su padre en este respecto, y por su intransigencia en este pedido, resultó perdiendo aun mas, pues si hubiese menguado el cobro de los tributos, tal vez las personas lo hubiesen seguido, y aunque menores dividendos, los hubiera recibido de 10 tribus mas, y no solo de las dos tribus con las que quedó gobernando.


C. La palabra de Dios con respecto a los reyes terrenales 1 Sam 8.
Otra causa importante es que no era posible que un reino gobernado por hombres pecadores pudiera permanecer. Con respecto a esto ya hemos realizado un amplio panorama de los acontecimientos ocurridos desde el inicio de la creación hasta la división señalada, lo cual se hizo con el propósito de mostrar que Dios desde un inicio tuvo la intención de gobernar sobre la humanidad, pero que, a pesar de su intención, el hombre pervertiría este plan de Dios, al quitar su mirada de Él, para ponerla en un hombre. Las consecuencias de esto ya habían sido señaladas por medio del profeta Samuel, cuando afirmó: “Dijo, pues: Así hará el rey que reinará sobre vosotros: tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros y en su gente de a caballo, para que corran delante de su carro; y nombrará para sí jefes de miles y jefes de cincuentenas; los pondrá asimismo a que aren sus campos y sieguen sus mieses, y a que hagan sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros. Tomará también a vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras y amasadoras. Asimismo tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares, y los dará a sus siervos. Diezmará vuestro grano y vuestras viñas, para dar a sus oficiales y a sus siervos. Tomará vuestros siervos y vuestras siervas, vuestros mejores jóvenes, y vuestros asnos, y con ellos hará sus obras. Diezmará también vuestros rebaños, y seréis sus siervos. Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os responderá en aquel día” (1Sa 8:11-18).
La anterior es la mejor manera de describir como actúan los reyes terrenales, aunque David y Salomón habían sido equitativos en muchos aspectos y muy sabios en otros, no podían llegar a la perfección del reinado de Dios. Esto, como ya lo hemos afirmado, solo lo podía llevar a cabo nuestro Señor Jesucristo. Estos reinos solo eran una preparación para lo que había de acontecer en el futuro reinado del Mesías. Si estos reinos se hubiesen establecido de una manera perfecta, no sería necesario aguardar la esperanza de un Rey perfecto. Concluimos, pues, diciendo que un reino humano, no puede permanecer firme, a causa de su natural debilidad, y aunque intente gobernar bajo los principios de la palabra de Dios, de una u otra manera, se verá influenciado por su naturaleza egoísta y carnal. Es imposible que el hombre gobierne de la manera correcta en la tierra, solo Dios puede gobernar con sabiduría y con juicio perfecto. Esto no es una escusa para tener un gobierno mediocre, pues los gobernantes deben procurar realizar su trabajo de la manera mas acertada posible, poniendo a Dios y sus principios morales como la bandera de sus mandatos.
Esta última causa, no esta desligada de la primera, ya que la razón por la cual el hombre es débil en su forma de gobernar es el pecado.

V. CONCLUSIÓN.La causa principal de la división entre Judea y Samaria, de la cual se desprende todo es el pecado. Esta división tuvo consecuencias desastrosas para las dos partes, pues ambos bandos fueron invadidos y llevados cautivos cruelmente. Las tribus del norte por los asirios y las tribus el sur por los babilonios. Todas esas decisiones negativas que tomaron tanto los gobernantes como el pueblo, los llevaron a experimentar mucho dolor y quebranto, a tal punto, que las tribus del norte perdieron su identidad a tal manera, que se le llaman las 10 tribus perdidas. No solo esto, sino que esta división generó muchos odios y muertes entre el pueblo, separó la adoración, definitivamente, los desvió de los propósitos divinos. A pesar de todo esto, debemos dar profundas gracias a Dios por Jesucristo, quien nos dejó esta gran enseñanza en su conversación con la mujer samaritana: “Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”
[1] E-sword. Diccionario certeza. Jueces.
[2] Esword. Diccionario Certeza. Jueces.
[3] E-sword. Diccionario Nelson. Jueces
[4] Henry Mathew. Comentario bíblico. Clie. 1 Sam. 8. pg 293
[5] Los samaritanos: Su conflicto con los judíos http://www.unored.com/modules.php?name=Content&pa=showpage&pid=33

CARACTERISTICAS DEL PRÍNCIPE EN EL LIBRO DE EZEQUIEL Y SU PARALELO CON EL NUEVO TESTAMENTO.


En el desarrollo de este trabajo, trataremos de identificar las características del Señor Jesucristo, expresadas en el libro de Ezequiel en algunos textos en los que se refiere a Él como “Príncipe”, realizando un paralelo con lo que se dice de Él en el Nuevo Testamento. El primer pasaje que vamos a tratar en el libro de Ezequiel es el capítulo 34, en donde se les está hablando a los pastores de Israel.


I. LA PROMESA DEL ADVENIMIENTO DEL BUEN PASTOR

Uno de las mejores maneras de entender lo que significa ser un buen pastor es realizando ejemplos de la manera como se puede ser un pastor malo. Este fue el método de Ezequiel, a quien Dios utilizó para enseñarnos que es ser un mal pastor a partir de las circunstancias vividas en este momento de la historia de Israel con sus pastores malos. Después de denunciar durante todo el capítulo a los malos pastores ahora en el versículo 23 nos dice que el Señor iba a levantar a un pastor “y él las apacentará; a mi siervo David, el las apacentará y les será por pastor”. Aunque no es el propósito de este trabajo demostrar que aquí David se refiere a Jesús, si es necesario aclarar que es así, pues de la descendencia de David, Dios iba a levantar al Mesías, quien sería el único capacitado para ser el Buen Pastor, el único que podría “establecer un pacto de paz” (v. 25).

Algunos comentaristas como Matthew Henry opinan que los pastores a los que se refiere aquí Ezequiel eran los “príncipes y magistrados, sacerdotes y levitas; especialmente los reyes, pues eran dos ahora los cautivos en Babilonia: Sedequías y Joaquín a quienes había que mostrarles sus trasgresiones, a fin de que se arrepintieran”[1]. Otros como Jamieson - Fausset - Brown dicen que “Los pastores no son los profetas o sacerdotes sino los gobernantes que buscaban en el gobierno sus propios fines egoístas, y no el bien del pueblo[2]. Pero teniendo en cuenta que ahora se designaría como pastor verdadero a Jesús y que este iba a desarrollar el oficio de Profeta, Sacerdote y Rey, es entendible que posiblemente se refería a este tipo de personas y no a un grupo solamente, aunque el contexto nos diga lo contrario por la situación política del país, podemos decir que en este caso la exhortación va dirigida tanto a profetas como a sacerdotes y reyes.


II. LA MALDAD DE LOS PASTORES DE ISRAEL.

Pero definitivamente, ¿cuales eran las obras malas de aquellos pastores?
Como primera medida el pasaje nos dice que estos pastores tenían el problema de “apacentarse a si mismos y no a los rebaños” (v. 3). Utilizaban su cargo para satisfacer sus propios deseos egoístas, aunque tenían el nombre de “pastores”, no les interesaba realizar el oficio que correspondía a su labor, solo era una fachada para obtener sus propias ambiciones y propósitos personales, no tenían en cuenta los propósitos de Dios y de Su reino. Lo más terrible del caso es que todas las cosas que obtenían provenían de “las ovejas”, y aunque todo pastor obtiene su provisión de su rebaño y es remunerado por su trabajo, en este caso la remuneración se obtenía sin haber efectuado labor alguna. Las ovejas se habían descuidado, no se había “fortalecido a las débiles, ni curado a la enferma; no se vendó a la perniquebrada, ni se había vuelto al redil a la descarriada ni buscado a la perdida, sino que se habían enseñoreado de ellas con dureza y con violencia” (v. 3). “Las ovejas habían sido descuidadas, andaban errantes por falta de pastor, eran presa de las fieras del campo, se habían dispersado, estaban perdidas por los montes y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas” (v. 5,6). Con todo esto se nota que habían dejado el oficio de pastor que incluía el guardar y proveer para el pueblo[3]. “Esto Corresponde al cuidado de las viudas y los huérfanos de los pobres y los oprimidos”[4], lo cual nos da mas luz cuando esperamos ver al Mesías reflejado en la profecía de Ezequiel, pues ningún otro podría realizar este oficio con verdadera eficacia. De hecho Dios decretó un juicio contra estos malos pastores diciéndoles que serían destituidos de su cargo (v. 10), y que iba a establecer una nueva era de pastoreo en Israel en donde el mismo iba a ser su pastor. Los Israelitas habían sido llevados cautivos a otros pueblos, en este caso a Babilonia, y Dios promete traerlos de regreso a su hogar, los recogería de todos los lugares a los que fueron esparcidos.


III. JESUS COMO PASTOR.

Solo Dios podría realizar el tipo de pastoreo que se ve reflejado en el texto que estamos observando, de hecho Dios declara que el mismo es quien se va a encargar del pastoreo de Israel (v.11). Mas específicamente hablando, Jesucristo es, como ya habíamos aclarado, el pastor y príncipe que restauraría todas las cosas que habían quedado en desorden debido a la negligencia de dichos pastores. Ahora aclararemos todo lo que se observa en el texto mencionado con respecto a la forma en que Dios iba a pastorear a Israel y que similitudes existen entre estas declaraciones y lo relatado acerca de Jesús en el Nuevo Testamento.
Primero que todo es importante aclarar que este periodo de la historia ocurrió en un momento en el que estaba llevándose progresivamente el establecimiento del reino cuyo centro a nivel terrenal era la nación de Israel. Dios quería establecer su reino y aunque la nación había cometido muchos pecados, no impedía esto que se continuara el desarrollo de dicho reino, por lo tanto Dios prometió que de todas las naciones de la tierra de donde habían sido dispersados serían recogidos (v. 12,13). Esta es la primera acción que muestra el tipo de pastoreo que Dios iba a realizar por medio de Cristo, pues era necesario que Israel “fuera recogido literalmente del exilio y la dispersión a escala mundial”[5], debido a que la promesa del establecimiento del reino debía ocurrir en Israel y en el lugar en donde se debía establecer el reino, principalmente en Jerusalén, donde debía morir el Mesías, y de donde se extendería el reino a todas las naciones. A pesar de esto no es imposible pensar que esta recogida del exilio deba ser solo literal como lo afirma Matthew Henry citando a Feinberg sin dar lugar a ninguna espiritualización del texto, y no es espiritualización si se observa desde la óptica de la continuación de la expansión del reino en la era actual, pues Dios continúa recogiendo de todas las naciones personas para ser incluidas en el reino por medio de la predicación del evangelio de Cristo alrededor del mundo aunque no están siendo recluidas a un lugar específico, sino al reino espiritual de todos los creyentes redimidos en Cristo. Dios personalmente esta realizando esto y mas particularmente dice que lo va a hacer de una manera maravillosa, pues los va a traer a buenos pastos (v. 14), ya el Salmo 23 nos habla de esos buenos pastos en los que nos haría descansar el buen pastor. Dicha recogida es símbolo de nuestro descanso espiritual al venir a los pies de Jesucristo, pues Él declaró: “venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar” (Mt. 11:28).
Cristo, a diferencia de estos pastores, no iba a abandonar su rebaño, pues el declaró: “y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt. 28:20). Esta promesa nos da seguridad de que la presencia de Dios va a acompañarnos en nuestro peregrinar.
Cristo es el cordero “sin mancha y sin contaminación” (1 P. 1:19). Cristo no poseía la naturaleza pecaminosa de Adán, fue libre de pecado, por lo tanto su pastoreo está desprovisto de toda maldad, pues el pecado de los pastores mencionados en Ezequiel fue la causa su fracaso, Cristo no nos pastorea con motivaciones incorrectas, la base de su pastoreo es el amor, pues Él declaró: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas” (Jn. 10:11). El amor de Cristo fue demostrado en la cruz del Calvario, nos pastoreó sacrificándose por nosotros en la cruz, fue la manera a través de la cual nos trajo a su redil. Jesús no fue un pastor asalariado, puesto que el asalariado ve venir el peligro del lobo y huye, porque no le importan las ovejas, este fue el comportamiento de los falsos pastores, en medio de los peligros, abandonaron al pueblo, tal vez porque ya no podían sacar ningún provecho del rebaño, pero Cristo nos demostró que éramos importantes para Él al morir por nuestros pecados, incluso, en el milagro de la encarnación se nota su amor al humillarse a ser hombre.
Jesús como pastor tenía un propósito muy definido al venir, y era para “darnos vida, y vida en abundancia” (Jn. 10:10). Jesús realiza un pastoreo lleno de misericordia, y nos restaura de una forma integral en todas las áreas de nuestra vida, su pastoreo nos lleva a una plenitud de vida integralmente, pues no se puede tener vida en abundancia si no se disfruta de la satisfacción de las necesidades básicas, el propósito de Dios no es solamente restaurar nuestra vida moral, espiritual y psicológica, sino también que sean suplidas las necesidades materiales de los necesitados, la restauración de una persona, una vez ha abandonado el pecado, ha restaurado sus relaciones familiares, y personales y ha dado un horizonte a su vida, se verá reflejado también en la satisfacción de sus necesidades primarias, el pastoreo de Cristo hará que todas las condiciones se den para que pueda existir una vida mas equilibrada en las relaciones de comunidad y la distribución de las riquezas, pero es fundamental una conversión genuina. Es necesario decir, sin caer en el fatalismos ni negativismos, que la plenitud del pastoreo de Cristo sobre nosotros, quienes hemos creído en Él, no se dará en su totalidad sino hasta la consumación definitiva del Reino, no queremos decir con esto que Jesús no nos está pastoreando actualmente, ni que no se cumplió la promesa dada en Ezequiel, sino que el reino no ha dejado de continuar en progreso hasta la consumación definitiva en un periodo futuro y eterno, esta realidad no nos deja huérfanos de la realidad del pastoreo de Cristo sobre nosotros, pues confiamos absolutamente en su mano guiadora y protectora, su vara y su callado, aún nos infunden aliento, y lo continuara haciendo por toda la eternidad.
Otra característica del pastoreo de Jesús es que juzgaría entre una oveja y otra (v. 17), Jesús no realizaría un pastorado indiferente a las situaciones que se presentan entre las ovejas, pues en lo comentado en Ezequiel entendemos que habían ovejas que se estaban aprovechando de las otras, habían injusticias sociales, esto representado con la “oveja engordada” y la “oveja flaca” (v.20). Jesús trae un mensaje especial para todos a nivel monetario, y especialmente el mensaje de la misericordia hacia el necesitado, entre el pueblo se estaban devorando unos a otros y los pastores no hacían nada al respecto, en nuestro caso es imposible que esto suceda sin que venga el príncipe de los pastores y realice un juicio, aunque el mensaje de Ezequiel se estaba dando en otro contexto cultural e histórico, continúa vigente en el sentido de que aún se cometen injusticias y esto, dentro del rebaño del Señor, el rico abusando del pobre, sin importar si es cristiano o no, no se pagan salarios justos y no se brinda una ayuda aun cuando se tienen los recursos para hacerlo, todo esto será juzgado por el Señor, es parte del pastoreo que ejerce sobre nosotros.


IV. ANALISIS DEL TÉRMINO PRÍNCIPE.

Antes de hablar de Jesús como príncipe, es necesario realizar un análisis del término en el libro de Ezequiel y en general en la Biblia.
H5387 en Ez. 34:24; 37:25; 44:3; 45:7,16,17,22; 46:2-16.
En todos los pasajes que se observan en el libro de Ezequiel se utiliza el mismo término, “nasí”, el cual significa lo siguiente:
נָשִׂיא nasí; o
נָשִׂא nasí; de 5375; prop. uno exaltado, i.e. un rey o jeque; también neblina que se levanta:-corresponder, jefe, juez, nube, principal, príncipe, rey, vapor.

“El nombre se encuentra 129 veces en hebreo bíblico”. “Los «príncipes» (líderes) de Israel no solamente participaban en el gobierno civil; también se les consideraba pilares de la vida religiosa de Israel, los defensores de un estilo de vida de acuerdo con el pacto.”[6]
Según el diccionario Nelson “se trata de una persona de alto rango o autoridad, colocada en eminencia generalmente por selección divina: rey de una nación (1 R 14.7), cabeza de una tribu (Nm 1.16 VM) o dignatario de un reino (Dn 5.1)”[7]
En general el término se refiere a una persona que ejerce gobierno a nivel político y religioso, por lo tanto se puede aplicar a Cristo en sus oficios de Rey y Sacerdote. El profeta Isaías lo menciona como “Príncipe de paz” (Is. 9:6), hablando del Mesías que habría de venir. En el Nuevo Testamento se aplica el término al Señor Jesucristo en varias ocasiones. (Hch. 5:31; 1Pe. 5:4; Ap. 1:5) También se aplica el término príncipe para hablar de “una persona de mucha influencia entre los judíos; por ejemplo, el "príncipe de la [Ver=] SINAGOGA" (Mc 5.35-38; Lc 8.49; Hch 18.8), o el que dirigía el culto y designaba el lector o predicador (Lc 13.14; Hch 13.5). Aunque no siempre es fácil precisar el papel de un "príncipe" (por ejemplo, Lc 18.18), a veces se refiere a un miembro del [Ver=] SANEDRÍN (Jn 3.1). Los "príncipes [Ver=] SACERDOTES" del siglo I d.C. ejercían gran poder religioso y político.”[8]


V. JESUS COMO EL PRÍNCIPE DE LA JUSTICIA.

Después de realizar el análisis del término, podemos decir que Jesús es el príncipe prometido, y que desarrollaría su gobierno de una forma muy particular, especialmente, Ezequiel afirma al igual que Isaías, que su gobierno tendría como base un “pacto de paz” (v. 34:25). Jesucristo afirmaría su reino sobre la paz, y lo expreso de la siguiente manera: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. (Jn 14:27). Aquí la paz es ilimitada, pues no se restringe a la paz que da Cristo en la vida interior, a la paz espiritual solamente, sino a la paz que debe darse en la vida comunitaria, aunque no puede negarse que la paz espiritual interior generará de una u otra manera una repercusión en la vida en comunidad, pero la paz de Cristo va mucho mas allá de un sentimiento meramente místico (sin querer negar que exista este tipo de experiencia a nivel espiritual), pues las enseñanzas de Cristo al ser aplicadas por los creyentes produce paz a partir de los cambios radicales en la manera de pensar de los creyentes, al existir la equidad y la justicia se producirán cambios trascendentales, que vendrán también desde la vida en sociedad hasta el individuo en particular, todo esto, como resultado del gobierno del Señor sobre su iglesia.

En el capítulo 45:7 se habla del príncipe en el santuario, pero los versículos siguientes nos vuelven a tocar el tema de de la equidad y la justicia social, una vez el príncipe verdadero ocupe su lugar en el santuario, afirma lo siguiente: “nunca mas mis príncipes oprimirán a mi pueblo”, además en el verso 9 y 10 les amonesta diciendo: “¡Basta ya, oh príncipes de Israel! Dejad la violencia y la rapiña. Haced juicio y justicia; quitad vuestras imposiciones de sobre mi pueblo, dice Jehová el Señor. Balanzas justas, efa justo, y bato justo tendréis”. Todo este latrocinio solo terminaría con el reinado justo del Mesías, solo con el establecimiento del reino de Cristo, se puede combatir el pecado, con la aplicación de la palabra de Dios y por la iluminación del Espíritu Santo.


VI. JESÚS, UN PRÍNCIPE QUE UNIFICA A SU PUEBLO.

Este pacto de paz realizado por el príncipe, muestra el deseo del corazón de Dios de acabar con toda división que existe en su pueblo, pues cuando menciona la palabra “príncipe” en Ez. 37:25, nos habla de la restauración de las relaciones entre Judá e Israel. Dios siempre ha querido ser Dios de un solo pueblo, no de un pueblo dividido, casi siempre por deseos egoístas. Esto no se ve reflejado solamente en la historia de Israel, sino también en el desarrollo del reino y su establecimiento en e Nuevo Testamento, pues así como Dios habló con respecto a la unificación de Israel, nos habla también de la unificación de los judíos y los gentiles a través del sacrificio de Cristo en la cruz. “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades”. (Ef. 2:14-16). Aquí nos está hablando el apóstol Pablo acerca de la unidad entre judíos y gentiles.


VII. JESUS, UN PRINICPE QUE DESARROLLÓ SU OFICIO COMO SACERDOTE.

En Ez. 45:16 se esta hablando de las ofrendas que debía presentar el pueblo para el príncipe, las cuales estaban representadas en aceite y una cordera para ser expiados de sus pecados, era la forma antigua de representar el sacrificio que se debía presentar por los pecados, el príncipe era el encargado de recibir todas las ofrendas, Él dispondría de la expiación, la ofrenda, el holocausto, y las ofrendas de paz, para hacer expiación por la casa de Israel. Estas sombras nos muestran el futuro establecimiento del Reino por medio del sacrificio de Cristo, pues Él es “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. (Jn. 1:29), he hizo un sacrificio perfecto para liberarnos definitivamente de la maldición del pecado. La carta a los Hebreos lo expresa muy claramente: “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención” (Heb 9:11-12).






VIII. CONCLUSION.

Las características del príncipe descrito en el libro de Ezequiel, nos dan a entender que Cristo es ese príncipe anunciado que establecería ese reino de paz y de justicia, pero las características de ese reinado no pueden ser iguales a la idea que tiene el mundo acerca de la manera correcta de gobernar, pues Jesús no es el príncipe de este mundo, ni su reino es de este mundo, su manera de gobernar esta desprovista de toda clase de orgullo y egoísmo, sus propósitos no son terrenales definitivamente y su método para hacerlo es definitivamente eficaz.
Lo más importante es que a nosotros nos compete el aprender a gobernar como lo hace Jesús, tanto en nuestras relaciones interpersonales, como familiares y a nivel comunitario, y que diremos a nivel político, quiera Dios que en medio de tantas tinieblas Dios levante gobernadores que en humildad deseen aprender a los pies de Jesucristo.
El gobierno sacerdotal y pastoral de Cristo es digno de imitar por todos aquellos que deseamos servir en el ministerio pastoral. Que Dios nos libre de enseñorearnos de la grey, y que podamos desarrollar nuestros ministerios con ánimo voluntario y no por ganancia deshonesta por el bienestar de nuestras iglesias y por el rebaño que nuestro Señor compró con su muerte y con su preciosa sangre.
[1] Henry Matthew. Comentario Bíblico. Terraza Barcelona. Clie. p. 934.
[2] e-sword. Comentario Jamieson-Fausset- Brown. Ezequiel Cap. 34.
[3] Ibid.
[4] Henry Matthew. Comentario Bíblico. Pg. 934
[5] Ibid. Pg. 934.
[6] e-sword. Vine Esp. Príncipe.
[7] e-sword. Diccionario Nelson . Príncipe.
[8] Ibid.