viernes, 19 de septiembre de 2008

LA SANTIDAD DE DIOS EN EL LIBRO DE ISAÍAS



El inicio del libro del profeta Isaías nos hace captar de inmediato la atención hacia el tema que queremos desarrollar, “la santidad”. El capítulo 1 nos habla de las demandas de Dios a Israel por su pecado, el cual es presentado como “rebelión” contra Dios. Se presenta la perversidad de Israel frente a la santidad de Dios como un gran contraste. Su pecado era fruto de su abandono de Dios mismo, el cual demandó su pecado, porque tenía autoridad para hacerlo. La santidad y las leyes morales provienen de Dios, no del hombre, se puede decir con toda certeza que Dios es Santo, porque con sus mandamientos nos muestra su voluntad perfecta y cuan distanciado esta el hombre de Él cuando es puesto en evidencia y es probado su corazón. En esta ocasión utilizó al profeta para revelar su santidad por medio de un mensaje muy fuerte. Decimos que el mensaje era fuerte porque era preciso hacerlo de este modo, pues el pueblo estaba cargado de maldad y perversidad.
La santidad de Dios en Isaías va mucho más allá de las conductas religiosas externas, esto se deja ver cuando se le dice al pueblo que las ofrendas que se han presentado son realmente vanas, Dios dice que esta cansado de todos sus rituales, aunque muchos podrían pensar que es contradictorio ya que dichas ceremonias religiosas habían sido ordenadas por Dios mismo. El problema radicaba no en que el pueblo presentara ofrendas, sino en la actitud de creer que solo con esas ofrendas sin un cambio verdadero de comportamiento y mentalidad era suficiente para quedar libres de culpa delante de Dios, en otras palabras, había hipocresía en su vida cúltica.
La santidad de Dios se hace manifiesta con fines sociales y comunitarios, especialmente, se hace visible el deseo de Dios de que el pueblo aprenda a tener sensibilidad ante las necesidades de los desamparados como las viudas y los huérfanos, aquí no nos esta hablando de una santidad apartada de las tristes realidades sociológicas, no habla de una santidad que está solamente ligada a una piedad personal, sino del bien comunitario, “haced justicia al huérfano, amparad la viuda” son palabras que tienen que ver con la equidad y la justicia, aunque no especifique de que manera debe ampararse a la viuda y hacer justicia al huérfano, tal vez algunos que deseen cumplir este propósito por el camino del asistencialismo y otros quieran hacerlo por las vías de la acción social, otros creerán indispensable utilizar ambos, pero lo determinante en esto es llevar a la práctica este mandamiento, es una manera de perfeccionar la santidad de Dios en la tierra[1].
La santidad de Dios en Isaías se muestra como una santidad que cuando el hombre la aplica en su vida privada y colectiva obtiene recompensas, ya sean positivas o negativas. Primero que todo es importante notar que si el pueblo se santificaba, si se lavaba y se limpiaba, para lo cual no da otra fórmula sino la obediencia a mandamientos concretos, obtenía el perdón de Dios, el perdón de los pecados, lo cual ya de por si, es un elemento de gran satisfacción para el alma. Dicha recompensa espiritual no es el único beneficio que encontramos cuando guardamos los mandamientos de Dios y procuramos lavarnos y limpiarnos, sino que Dios dice que el pueblo “comería el bien de la tierra”, en otras traducciones lo encontramos como “lo mejor de la tierra”, la Palabra de Dios para Todos lo traduce “disfrutarán las riquezas del país”. En este momento específico de la historia del pueblo de Israel, Dios promete darle prosperidad al pueblo, que se traduciría en las cosechas abundantes que disfrutarían si se limpiaban y lavaban de sus pecados. Sería importante dilucidar si estos principios son aplicables en nuestro contexto en nuestros días, si es apropiado mirar estas recompensas terrenales como algo que no fue abolido para el pueblo de Dios en el presente, o si esta forma de recompensa por la santidad actúa en los que lo aplican hoy día. Podemos decir que no en todos los casos, pero no se puede negar, que Dios estaba manifestando su voluntad en lo dicho por el profeta, otros dirán también que esto es una promesa escatológica, y que tendrá cumplimiento cuando se manifiesten los “cielos nuevos y tierra nueva”.
Es de destacar, que Dios habla de dos cualidades necesarias que debe tener aquel que desee acercarse más a la santidad de Dios. Lo primero, debe ser un estudiante de las cosas santas de Dios, “aprended a hacer lo bueno”, significa que el hombre por su condición caída, no sabe hacer lo bueno, sino que debe aprender a discernir entre lo bueno y lo malo. Segundo, es necesario tener una plena disposición de la voluntad, “si quisiereis y oyereis”, debe tener el deseo de obedecer, lo cual será imposible sin oír primero, debe escuchar atentamente lo que Dios está demandando, para después aplicarlo a su vida personal y cotidiana.
Estas son algunas de las generalidades que encontramos en Isaías acerca de la santidad, pero ahora profundizaremos en otros puntos encontrados con respecto al tema.
Ahora trataremos acerca de las recompensas negativas de no procurar una vida de santidad.


II. LA RELACION EXISTENTE ENTRE LA SANTIDAD Y LOS JUICIOS DE DIOS.

Es necesario establecer una relación entre los juicios de Dios y la santidad de Dios, puesto que si Dios no fuese Santo no tendría autoridad moral para juzgar a ningún hombre. Los juicios, entonces, son el resultado de la santidad de Dios, su equidad y su justicia se hacen manifiestas en sus juicios, por lo tanto, cuando analizamos las razones por las cuales decretó juicios, nos damos cuenta de su voluntad y sus demandas al hombre, descubrimos la esencia de su carácter Santo, encontramos un horizonte para nuestra vida moral, para la piedad personal y la vida comunitaria, además, los juicios decretados a otras personas o ciudades o países enteros, nos dejan una clara advertencia de que no podemos burlarnos de Él, de que no existe nada que no haya de ser manifestado, que debemos albergar temor en nuestro corazón, tema que trataremos mas adelante.
La santidad de Dios se opone fuertemente a toda especie de mal, el diccionario certeza nos aclara este aspecto del juicio: “El juicio no significa simplemente una ponderación imparcial y objetiva del bien y el mal, sino que más bien incluye la idea de la acción vigorosa en contra del mal”.[2]
El libro de Isaías nos muestra una serie de narraciones en donde aparecen los juicios de Dios, los cuales se manifiestan a través de la destrucción de la tierra, la invasión militar de pueblos extranjeros causando asolamiento y muerte, humillación extrema sobre los altivos, angustias y dolor, falta de provisión económica y las causas por las cuales vienen dichos juicios, resaltando que el propósito de estos es que los hombres aprendan justicia. Ver. Is. 26:9.
Podemos decir que las causas por las que vienen estas acciones de Dios vigorosas contra el mal están expresadas desde el capítulo uno del libro de Isaías, las cuales tienen como raíz, el pecado en todas sus formas y dimensiones. Dios comienza diciendo que son un pueblo depravado y cargado de maldad, les llama generación de malignos e hijos depravados, lo cual nos lleva a pensar que el pueblo se había apartado a pecados de índole sexual, esto se puede corroborar al inicio del capítulo dos cuando llama a Israel pueblo de Gomorra y príncipes de Sodoma (V. 3:9). Ya conocemos que Sodoma y Gomorra tenían grandes problemas de inmoralidad sexual, tanto promiscuidad como homosexualidad. Otro pecado al cual se había habituado el pueblo es el homicidio, al parecer había muchos asesinos, la versión Reina Valera 95 traduce “un barrio de asesinos”, así se había convertido la ciudad fiel, refiriéndose a Jerusalén. (V. 1:21). Otro aspecto muy condenado por Dios era el de la injusticia social, ya era muy sabido por el pueblo que Dios buscaba siempre el favor de las viudas y los huérfanos, además de los extranjeros, pues lo había manifestado anteriormente (Ex. 22.21s; Dt. 14.29; 16.11, 14; 24.17) en la legislación judía. El juicio había llegado también por despojar a los pobres (V. 3:14,15). Esto demuestra que el carácter Santo de Dios se manifiesta cuando hay un deseo de su parte de que el hombre aprenda a tener sensibilidad ante los sufrimientos de los más necesitados, al tener el hombre una actitud de defensa en pro del bienestar de ellos, se manifiesta el conocimiento de Dios en la tierra en cuanto a la equidad y la justicia. Dios promete el juicio para aquellos que aumentan sus riquezas, y específicamente para aquellos que tienen muchas casas, las cuales están desocupadas, mientras muchos están sin techo (V. 5:8,9), la consecuencia será la poca producción de las cosechas que da como resultado escasez económica (V. 5:10).
Otra razón por la que vienen los juicios de Dios es la soberbia, (V. 2:5-22) aquí, la soberbia radicaba en tener confianza en los dioses extraños, porque estaban llenos de costumbres traídas de oriente y agoreros, estaban llenos de ídolos y los habían adorado, además, la soberbia era fruto de su enriquecimiento, un enriquecimiento que los había llevado a olvidar a Jehová. Dios promete que esa soberbia sería abatida y quebrantada a través de sus juicios. También la soberbia estaba demostrada en las mujeres de Jerusalén, quienes tenían muchos adornos que utilizaban con fines sensuales, tal vez era una de las manifestaciones de la promiscuidad y la prostitución existente, Dios promete terminar con sus vanidades quitando todos sus atuendos, inclusive un cambio de su apariencia física.
La embriagues es otra de las causas del juicio de Dios, (V. 5:11,12,22) poniéndola en contraste con la poca disposición para atender la obra de Dios. Ellos madrugaban a embriagarse, acompañados de música y grandes banquetes descuidando la obra de Dios. Esta actitud era una evidencia de la falta de conocimiento del pueblo, también, una de las causas del hambre. Esto no es lejano de lo que acontece en nuestra realidad actual, pues en muchos casos la violencia intrafamiliar es producto de la embriagues, muchas familias padecen hambre o necesidades debido a que la persona encargada de proveer para las necesidades del hogar, invierte un gran porcentaje de su salario en bebidas alcohólicas. En la actualidad muchos ven como algo malo congregarse o llevar una vida cristiana, pero no ven malo la vida de fiesta continua acompañada de mucho licor, para ellos también habrá un juicio definitivo de Dios.


III. EL PROFETA ISAÍAS Y LA SANTIDAD IS CAP 6.

El profeta a quien Dios escogió para traer este mensaje, era un hombre que había habitado en medio del pueblo normalmente, pero que por su experiencia, había tenido una profunda transformación. Isaías había tenido una visión de Dios, en donde la primera y más trascendental revelación fue su Santidad, los serafines repetían Santo, Santo, Santo.
Muchos han dicho que este tres veces Santo se refiere a la Trinidad, pero es importante observar la opinión del comentarista Matthew Henry: “aquí se repite tres veces Su santidad, lo cual, en hebreo, equivale a un gran superlativo, no a la Trinidad de personas en Dios”[3]. Esto equivale a decir que Dios es infinitamente Santo, y que fue ese Dios el que se le presentó a Isaías. Tener esta visión de Dios, lo llevó a comprender la grandeza de su Santidad, pero no de una forma académica ni racionalista, sino, un conocimiento que lo llevó de inmediato a darse cuenta de su realidad frente a Dios. Lo primero que observó Isaías fue su condición y dijo: “¡Ay de mí!”, esto solo lo pudo notar, cuando se enfrentó a la Santidad de Dios, sus palabras expresan que solo le podría esperar la muerte, la Santidad de Dios le hizo sentir de inmediato la inminencia del juicio sobre él, solo en ese momento se sintió inmundo, reconoció que efectivamente, era inmundo, lo cual significaba que era una persona llena de impurezas morales y que muchas leyes lo condenaban, específicamente, notó que era un hombre de labios inmundos, sin duda, muchos de nosotros deberíamos examinar nuestras palabras, si nuestras palabras aún son fruto de la influencia del pueblo que nos rodea, deberíamos arrepentirnos de esto, o examinar si realmente hemos conocido a Dios en la manifestación de su santidad.
Hubo un carbón encendido que tocó la boca del profeta, esto era necesario, ya que era por su misma boca por la que iba a salir la Palabra de Dios, pues este encuentro tenía como propósito comisionar al profeta con un mensaje determinado, sus labios debían estar purificados. Dios se había manifestado al profeta, pero no fue consumido a pesar de su condición pecaminosa, es posible que se deba a la actitud que sostuvo, experimentó un verdadero arrepentimiento, cambió su forma de pensar, entendió que debía tener un cambio de conducta y Dios quitó su culpa y limpió su pecado. Después de esto Isaías es comisionado, y mostró un gran interés por ir a la misión de Dios. Este proceso de purificación fue necesario para que fuera efectivo su ministerio.


IV. EL TEMOR SANTO

El temor de Dios es tratado en el libro de Isaías como un medio que Dios utiliza para santificar al pueblo, “El temor santo, por otra parte, proviene de Dios y capacita al hombre para reverenciar su autoridad, obedecer sus mandamientos, odiar y evitar toda forma de maldad”.[4] Is 8:13 nos habla no solo del temor, sino del miedo que dice Dios debemos tener hacia Él. La mayoría de versiones utiliza la palabra miedo, pavor, temblor y terror, lo cual nos da la idea no solamente de un temor reverencial, sino literalmente de miedo. La exhortación al pueblo era a que tuvieran miedo a Dios y no a los hombres. El miedo es un mecanismo que Dios puso en el corazón del hombre como un sentimiento preventivo, pues el miedo es un efecto psicológico, mental y emocional que nos advierte de posibles peligros, y que nos hace ser precavidos ante diferentes situaciones de riesgo, pero que debe ser encausado hacia el objeto correcto, en este caso hacia Dios. El miedo es el primer paso que nos guía a acercarnos a Dios con la actitud correcta, y es un instrumento de Dios para llevarnos a la santificación. En esta ocasión, Dios mismo insta al pueblo a que superen este sentimiento de miedo hacia los hombres y que lo cambien por un sentimiento de miedo y temor hacia Dios. Podríamos añadir que en este caso se manifiesta la voluntad de Dios hacia nosotros, diciéndonos que no tengamos miedo a absolutamente nada diferente a Él y sus mandamientos, este temor de Dios viene a los hombres como resultado de la revelación especial (la Biblia), la cual es el medio a través del cual Dios produce este temor en el corazón, el profeta lo declara cuando se dirige a “vosotros los que tembláis a su palabra” Is. 66:5.
Is. 11:1-2, profetizando del futuro Mesías, nos dice que una de sus características es la del espíritu de “temor de Jehová”, en este caso se refiere a la reverencia total y absoluta del Mesías hacia su Padre, especialmente en el periodo de su encarnación o del tiempo del llamado “Jesús histórico”, aunque no se limita a este periodo, sino a todo su reino en general. Este temor de Jehová se puede ver ejemplificado en las palabras y acciones de Cristo narradas en los evangelios, en las ocasiones cuando explico que era “enviado del Padre”, cuando dijo “no sea como yo quiero, sino como Tu”, cuando el Padre mismo mostró una aprobación total hacia el Hijo Mt. 3:17, lo cual es reflejado en Is. 42.


V. EL MEDIO PARA TRAER SANTIDAD PROFETIZADO EN ISAÍAS.

En Isaías 53 esta narrado el relato del siervo de Jehová el cual traería el perdón de los pecados, podemos deducir que este pasaje nos está hablando de los futuros padecimientos del Mesías, el Cristo, ya que describe sus sufrimientos y nos explica que sus padecimientos iban a ser el medio a través del cual serían perdonados los pecados, no podría estar hablando de un personaje diferente, ya que Cristo es el único ser en el universo capacitado y apto para presentarse como nuestro sustituto, era el cordero perfecto que iba a ser sacrificado por nuestras rebeliones, solo Cristo pudo llenar las características descritas en este pasaje ya que es el único hombre que ha podido vivir en la tierra “sin hacer maldad, ni tener engaño en su boca”, todos los demás hombres son pecadores y llenos de engaños.
Hemos hablado acerca de los juicios de Dios manifestados a causa de las rebeliones de diferentes pueblos y personas contenidos en el libro de Isaías, en este capítulo esta narrado el juicio que Dios decretó sobre el siervo, para la remisión de los pecados de la humanidad, a lo largo del libro se nos muestra la necesidad de que hayan juicios por parte de Dios, aquí se narra el juicio mas difícil que Dios haya tenido que realizar jamás, puesto que debió hacerlo sobre su propio Hijo, pero en esto estaba manifestado el amor incomprensible del Padre hacia toda la humanidad, sus demandas de justicia quedarían satisfechas por medio de este sacrificio expiatorio.
La santificación entonces sería el resultado de la toma de la deuda por parte del siervo en lugar nuestro, sería la acción definitiva para hacer perfectos para siempre a los santificados, a quienes se acercan a el para remisión, era la solución definitiva al problema del mal y la rebelión de la raza humana.


VI. PALABRAS HEBREAS QUE HABLAN DE LA SANTIDAD EN EL LIBRO DE ISAIAS

Es fundamental entender las raíces hebreas y el significado de las palabras que son traducidas como santo o santidad, para poder profundizar en el tema de la santidad en Isaías. A continuación encontramos las palabras hebreas con su significado y las citas en donde se encuentran a lo largo del libro.

קָדַשׁ cadásh raíz prim.; ser (caus. hacer, pronunciar u observar como) limpio (cerem. o mor.):-apartar, celebrar, consagrar, dedicar, preparar, prometer, purificar, santificar, santo, señalar. H6918
Isa 57:15; 65:5; 8:13; 29:23
«Santificar, ser santo».La raíz principal de este verbo denota un acto o estado por el cual personas o cosas se apartan para el culto a Dios: se consagran o se «hacen sagradas». Para el culto a Dios. Debido a este acto y en ese estado la cosa o persona consagrada no debe emplearse en trabajos ordinarios (o de uso profano) y deben tratarse con especial cuidado porque son propiedad de Dios. Esta raíz (qadash) puede usarse como la voz pasiva de la raíz principal del verbo con el sentido de «ser consagrado o separado para el uso de Dios»

קָדֹשׁ cadósh; de 6942; sagrado (cerem. o mor.); (como sustantivo) Dios (por su eminencia), ángel, santo, santuario:-consagrado, dedicado, santo, (el) Santo.
Isa 1:4; 40:25; 5:16; 6:3; 29:23
C. Adjetivo qadoÆsh (v/dq; , 6918), «santo». Las lenguas semíticas tienen dos formas originales de la raíz que son distintas. Una significa «puro» y «consagrado» y el hebreo qadesh («santo»). La palabra describe algo o alguien. La otra quiere decir «santidad» como una circunstancia o como un abstracto, de la misma manera que en arábigo al-qaddus («lo más santo o puro»). La comprensión tradicional de «separado» es solo un significado derivado y no el principal.

קֹדֶשׁ códesh; de 6942; lugar o cosa sagrados; rara vez abst. santidad:-(cosa) dedicada, (lugar) sagrado, santidad, santificar, (lugar) santísimo, (cosa, día, lugar) santo, santuario.
Isa 35:8; Isa 58:13; 66:20
El vocablo también indica la condición de lo que se ha dedicado al uso especial del pueblo de Dios (Isa_35:8). En un sentido estrecho se usa para referirse a lo «sagrado» o algo separado para el uso en el templo (uso cúltico).[5]


[1] Aquí perfeccionar la santidad de Dios no se refiere a que la santidad de Dios está en proceso, sino a que se manifiesta más visiblemente a través del hombre cuando cumple con sus mandamientos.
[2] e-sword Nuevo diccionario bíblico Certeza. Juicio.
[3] Henry Matthew. Comentario Bíblico. Terraza Barcelona. Clie. p. 743.
[4] e-sword Nuevo diccionario bíblico Certeza. Temor.

[5] e-sword Nuevo diccionario bíblico Certeza. Diccionario Strong en Español.

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